Llovía muy levemente. Había más personas de las que hubiera querido encontrar en la calle. Era mas temprano de lo que quería que fuese. Era como el mundo le gustaba ponerse siempre que yo salía a caminar.
Pasé por su casa. No estaba en la entrada, no estaba en el balcón. No estaba en la panadería, ni tampoco en los columpios. Tenía verdaderas ganas de mandarle un beso volado. De que el rabillo de sus ojos claros me viesen pasar.
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