miércoles, 16 de septiembre de 2009

El esclavo preferido.

Observó con atención lo que su hermano le había traído a casa. Sonrío, lagrimeo y llorando de felicidad preguntó cómo lo había encontrado, aunque estaba en muy mal estado, era lo mejor que le había pasado en todo el día. Le dio un agradecido beso a su hermano, se despidió de él y disfrutó de su ensangrentado regalo toda la noche. No podía ser más feliz.

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