martes, 2 de febrero de 2010

Demasiado lejos.

Los pies de Silvana chillaban. Se preguntaba si sería doloroso sacar los vidrios de entre sus músculos. No podía mantener sus pensamientos en el dolor corporal ahora, dónde estaban sus hijos, dónde estaban aquellos idiotas.

- ¿Silvana?

Un terrible dolor de cabeza la abordó, su corazón podía explotar. Aquellas bestias de su hermano menor. Asesino.

- Silvana…

Podía oír sus zapatos quebrando vidrios, esquivando… ¿cuerpos? … No pudo más, soltó un gemido de dolor por sus hijos fallecidos. Rápidamente el sujeto se acercó a ella. La observó conmovido.

- Silvana… Por qué nos pasa esto a nosotros.

Ahora sabía que no podrían perdonase.

No hay comentarios.: