sábado, 30 de agosto de 2008

El poste de la cabaña.

Cuando caminábamos por la vereda me di cuenta de que habías abandonado el odio. Los diamantes en tus muñecas y el brillo de tu boca estaban lejos de la admiración en las personas. Tu cintura se sentía, por fin, cálida. La moralidad de tus antiguos engaños estaba de vuelta en casa. Y nosotros, abrazados, lejanos a la ermitaña ciudad, encontramos esta pequeña luz naranja. Y descansaste. Descansaste.

Suicidio número cuatro.

Susan se preguntaba si era el frío o el miedo el que hacía que su cuerpo temblase. En la oscuridad de la cuarta avenida, se encontraba agachada y tras un viejo auto esperando a que su vecino, se canse de buscarla.

Pablo portaba un arma sin balas. Lleno de odio caminaba lentamente por la pista intentado ver en la oscuridad. Su vecina, “la perra” como él la llamaba, no tenía un precio para él. “Te pagaré mierda. Que clase de puta eres, muerta de hambre, por qué no quieres trabajar, ¡te pagaré!” Ciertamente había decidido hacerle daño ese día.

“Es un enfermo… un maldito enfermo… lo vi…” Susan ahora intentaba subir al auto viejo. Podía ver como Pablo se acercaba, si corría, seguramente la alcanzaría y nadie estaba cerca. Nadie para auxiliar a una chica “trabajadora.” “Ábrete… ábrete…” Y la vio.

Pablo no tuvo que correr a velocidad, su vecina cojeaba. El arma le hizo una herida en la cabeza y ella cayó al pavimento frío. La noche tomó color en sus ojos. Susan perdió nuevamente la virginidad. Y nosotros nos enteramos recién hace una hora. “Pablo, Susan era una buena chica… tuviste que…” Tenía sida.

jueves, 28 de agosto de 2008

¿Ya basta no? ¿Ya basta no? ¿Ya basta no?

Los paréntesis se hicieron más grandes y ya no se le podía decir a la certeza: incierta. Había marcha atrás, se notaba. Tuvieron que pasar dos horas más para que se dieran cuenta de que la cordura dejaba de encapricharse. Frenar no era la opción divertida. Se habían acostumbrado a vivir entre toda esa putrefacción de un olor aparentemente normal. Se habían acostumbrado tanto que cuando un incomprendido tiempo hizo su aparición ya todo flotaba muy lejos de nosotros.

lunes, 25 de agosto de 2008

Testudo.

Ya se. Pero tengo tantas ganas de rendirme en este momento. De decir ¡mierda, ya no me interesa!... no de golpear, ni de gritar, nada más soltar todo… dejarlo todo, estirarme y bostezar frescamente. Sacarme los últimos conejos como si hubiera acabado con el problema sabiendo que no lo hice. Cerrar la puerta,…bajarme del vehículo,…subir a la “superficie”. Tengo tantas ganas de rendirme. De irme a dormir y olvidar todo, de escaparme, de reír y decir “adiós”. De tomar un café para no quedarme despierto… ya… ya se…

sábado, 23 de agosto de 2008

Puentes.

Tengo sueño y en la lista solo traje músicas “altas”, pero me pongo los audífonos (que por cierto son malos y duelen) para evitar la música chicha de la combi. Tengo sueño “puta mare.” Se sienta a mi derecha una señora con dos ramos de flores blancas, de esas para las cajas. Llego al siguiente puente, se baja. Un hombre gordo me pide permiso y se sienta a mi izquierda. Por alguna razón de marketing tergiversado el chofer sube el volumen de su horripilante música. Los pasajeros golpean las paredes del vehículo. “¡Ey! ¡Apúrate oye! ¡Ya está lleno!”. Perú. Los “llamadores” vociferan, mi música se vuelve fea, el gordo me empuja al sacar su celular. Un policía apura al chofer, A la espalda del chofer y frente a mí una joven muy atractiva me mira. El cobrador me pide el pasaje. Discuto con el cobrador. Miro a la joven y mi celular vibra, no llego a contestar. La joven ya no está. El chofer se detiene en otro puente. Mierda. Cinco personas suben, están paradas. Una señora se para a mi derecha y me mira. “Que… ¿quiere asiento reservado?... mmmno, para la próxima. Envejezca más.” Mi vibra de nuevo.

Claaaaaaaaro…

Pero si jugamos monopolio se nos va a pasar la hora muy rápido, y tú dices que quieres disfrutar del momento ¿no?

Permiso.

Se preguntaba si le había dicho que no le tenga lástima. Pero no podía evitarlo. Al verla utilizando el piano se le caían los ojos, inmovilizaba su mente y hablaba por hablar. No me interesa, era la sugerencia. Obsérvame un poco, era el chantaje. Se va, no quiere, quiere, no se va, muere, no se va, se va, no quiere que se vaya, que no llore, que la falta de preocupación sea lo suficientemente fuerte para aguantar dos horas seguidas. Que su imaginación… no le juegue sucio. Que las pesadillas no sean rencorosas y aparezcan, que su música no sea pendeja, que sus paréntesis soporten la tormenta. Y vemos ahora… que no la soportó.

viernes, 22 de agosto de 2008

Cuatro número. Lourdes.

…sígueme ¿no? Domingo el ver a voy te. Otro del uno el esperamos qué. Verano este de esperamos qué.

martes, 19 de agosto de 2008

Miedo de martes.

Como una expresión de un arte inventado. Sin didáctica… sin revancha. Lenta y putrefacta. Iluminada e irrecordable. Parecía haber salido de una sala de parto en la cual había leve muerte. Un remolino de serenidad bastarda. Un humor loco y agestado como el de mi difunta. Era una presión que publicaba un próximo infarto. Uno de placer. Uno sublime.

lunes, 18 de agosto de 2008

Punchauca.

Si me permite, señora, puedo sacar el cadáver de su hijo por el jardín y trasladarlo a la casa de atrás. Nunca hay nadie ahí, un pato, dos gallinas, nada que haga ruido como para despertar al vejestorio que vive ahí.

Está bien, dentro de poco será mañana, debemos enterrarlo, perdimos mucho tiempo con la gallina blanca, usted no debió ir por los huevos. Esta lampa sirve, si señora, no hay necesidad… si… bien usted fíjese que no venga ninguno de esos borrachos de allá. Allá señora. Que no vengan.

Demonios, si que me duele. No ¿está loca? Hable bajo por dios, es temprano pero el cobrador está muy despierto para mi gusto. No podemos bajar aquí, aquí la gente la conoce ¿no?... por si las dudas esperemos un kilómetro más. ¿Todavía me sangra la cara?

Estoy bien, no se preocupe, regrese a su casa, la venda servirá. No es mejor que no haya entrado a ese hotel de porquería… estoy bien aquí. Vaya nomás, no se preocupe. Que no se preocupe señora, en una semana la iré a visitar. Tengo amigos que me recibirán pero no pueden verme con usted. Con cuidado… vaya por la sombra.

Puta madre… esta venda de mierda. Esa señora no sirve ni para vendar. Y ahora este idiota…

Una cursilería bastarda pero ya sabrás pues.

Ahora mismo… me importa que estés haciendo. Ya se que no he mostrado interés en ti hace muchos meses, que me aborté de tu vida con una amargura no muy definida. Creí que pensaste que resulté siendo para ti un mentiroso. Luego, pensé que tú te echabas la culpa y me dije “ey, no estoy tan equivocado después de todo…” sin embargo, ha pasado tiempo. Tú sabes que ha pasado tiempo. Y te extraño. Es una roca lo que acabo de escribir, pero es cierto. Te extraño. Y lo escribirlo no solamente para decir que hice algo por disminuir mi preocupación. Tú preocupación. Nuestra… mutua.

*

Hoy no estuviste presente físicamente. Hace meses que no haces presencia ni si quiera telepática mente. Y creo que habrá tiempo de sobra para que siga preocupándome. Pero no preguntaré por ti. ¿Por qué? Porque no quiero. Aja… por eso. Pero, no te demores. Por favor.

Cardinales aficionados. (puntos)

No señores. El mundo es hermoso. Bello. Hay carcajadas ocultas en cada esquina. Hay pupilas enamoradas en los departamentos más insospechados (jeje). El mundo es bello… ustedes… quejones… no deberían entristecerse por cosas ajenas… o pequeñas tristezas… vamos… el mundo es increíble. Maravilloso… con cosas sinceras y lindas por ofrecernos. No hay que buscar mucho. Es el mundo y el amor… lo que nos multiplicó. ¿Ven? Somos muchos… y podemos ser felices...

Alto colega… permítame robarme su micrófono… por favor… ¡largo! ¡Sal o lo golpearé, ahora hablo yo! Señores… el mundo… no. No es bello… claro que no. Tengo cáncer al testículo y mi mujer me confesó que había contraído de su amante… …

Vivo… no se… El mundo es feo… malo… que ustedes rían de vez en cuando no significa nada. ¿Quieren saber que existe y que abunda en realidad aquí? La locura… y a pesar de que crean muchos de que es hermosa. No lo es. Nada más miren a su alrededor. Una vida muere a los ocho meses de nacido, solo porque su madre decidió meterlo en un horno microondas para deshacerse de él. Una organización pedofílica violadora de criaturas menores de cuatro años. Un hombre que dopa a su esposa para luego introducirle una escopeta en la vagina y * Un abuelo que busca los brazos, piernas de sus hijos y sus nietos entre los escombros después de una masacre bélica. Una joven que se arranca la piel porque cree que tiene imperfecciones en el rostro… un drogadicto pervertido que quiere convencer a un público de que el mundo es hermoso… un sidoso con cáncer al huevo que piensa hacerlos volar con dinamita. Así es señores… ahora, recemos, la misa… ha terminado.

- Perdón… es que cuando cago estando estreñido… al limpiarme, no mancho el papel.
- Mmmm… no me lo creo.

Lleno. Pero habían combinaciones mejores.

Champitas con yogurt. No es una de las mejores combinaciones después de un “corto” día de estudio. Es blando y frío; con un picante casi imperceptible, con un “me voy a llenaaaar…”, con un “no me va a entrar el cenaaaaaaa…” Es panaderamente rico, aunque no sea una de las mejores combinaciones, es panaderamente yogurtesco, aunque el frío del yogurt me haga estornudar… más o menos mmm… en dos horas.
Sí… y me llene para la cena. Sí… van a querer obligarme…

domingo, 17 de agosto de 2008

Tú eres mi plato.

Para que secar los platos si se secan solos. Además, no hay moscas en la casa. Las hormigas son limpias… claro, los invitados no. Y yo… jaja… mejor sequemos los platos.

viernes, 15 de agosto de 2008

¡Detesto ese olor!

Balayuns es una de las ciudades más mixtas en las cuales he vivido. Eh… pero ahora… se ha vuelto…mmm… no se… ¡fea! Ya sabes, los opositores a los placeres humanos se han reducido enormemente y todo el mundo parece vivir en un miedo… pleno. A y no es que no les guste…mmm.

Bueno, hoy muy temprano, en la cama aún, escuché la voz de mi madre apresurándome a que me despertara. Pensé que se iría a trabajar y quería que esté despierto… eso era bueno… tenía la casa para mí, y con un poco de suerte ella no regresaría hasta la noche... ...Pero de esto no se trata y no voy a escribir cosas que no vengan al tema. Quiero ser algo breve. (Siempre…)

En fin, con desagrado me enteré que mi padre me había solicitado en su trabajo. Su… trabajo. No soy una persona desagradecida. Por el contrario ***. El pagaba ***. Y yo tenía que ayudarlo. ¿Me desanimaba ayudarlo? Si.

¿Por qué? Era narcotraficante. “uuuu… narcotraficaaaante… uuuuu” Ser narcotraficante en Balaynus era como ser… no se… vendedor de… cereales. Cereales…
Y él tenía un negocio de cereales. Uno casi nuevo. Uno con un solo trabajador.

Lo que tenía que hacer era ir al negocio y… ver. Aja. Ver. Era una de las dos cosas que más odiaba. Ver. Y oler.

Mi padre saldría a entregar unos paquetes. Su trabajador se quedaría a cargo de la venta en el negocio. Y unos tipos iban a preparar la droga… “cocinarla” Mi función ahí era “fácil” (como no…) ver que no se robaran nada.

AJA!. Pum, pam, y pum! Entraron los cocineros, me quede viendo, minutos después, uno se metió un paquete de coca al bolsillo, yo llamé al trabajador de mi viejo para que lo detenga, otro de ellos le disparó en la cara, salí corriendo cobardemente con una pistola sin cargar en la mano, nadie me persiguió, me alejé hasta llegar *** y cuando mi padre llegó… ¡A que se yo que habrá pasado!

jueves, 14 de agosto de 2008

Cuenta.

Porque yo me puedo entristecer por lo que yo quiera… puedo sacarle una tarjeta roja a mis lágrimas si quiero… puedo sentarme en mis piernas y darme cuenta que he mentido sobre mi inmunidad a estos sentimientos repentinos. Di lo que quieras chatarra… aún choca… y no choca leve… ¿ya recuerdas?... las noches de dolores de cabeza regresarán… ¡regresarán! Y esta vez no tendrás el tiempo para planear algo… depende solo de ella. Que pena por la naturaleza caprichosa… que pena por la reina… ya estuvimos en este hueco… y como siempre… “no es asunto mío”… y si no lo es… ¿por qué tiene que dolerme?... estúpidos cargos… estúpidos mil veces. Ahora esto es de todos… aunque no quieras… y nos afecte (fríamente…) se terminó… esas dos palabras estaban ya. Ya.

miércoles, 13 de agosto de 2008

Y dije… mierda…

Y nuevamente nos quedamos solos. Nuestros mejores amigos se fueron ya a sus casas y dejaron su rastro en la nuestra. Acabas de terminar de sonreír aparentemente. Se que no quieres dejar de pensar en lo bonito que la pasaste hoy. Por eso te alejas. Vamos, no soportaría verte llorar… el perdón podrás olvidarlo…yo solo quiero bailar contigo una vez más. La música alta no despertará nuestro sueño, no despertará la lucidez. No, vamos, no quiebres la voz… no recuerdes, no me odies… si quieres, no me perdones nunca… pero esta noche… olvídalo por cuatro minutos, olvídalo, baila. Descansa tu cabeza en mi hombro y observa… que bien bailamos. No puedo evitar, y perdóname, decir que te adoro… es un capricho, no escuches, déjame creerme de veras que estoy libre de culpa hoy. Después… podrás ir a nues… tu habitación, después podrás llorar de lo amargada que estarás contigo misma. Me iré, y me creeré, como ahora, que aún no ha terminado todo… aún… aunque sea ya este, el último párrafo de la canción.

lunes, 11 de agosto de 2008

eLa.

Se apellidaba Malo. Le gustaba inyectarse en el brazo derecho y seducir a sus amigos en los tiempos de calma. Había aprendido en pocos años a defenderse de las multas y las penas que solían rodearla sin ninguna clase de “comillas”.

Tenía las ojeras más grandes que había visto Andrés en toda su vida. Sus pechos le hacían recordar a su joven prima fallecida. Su voz era amigable y aparentemente segura. Su caminada era un espectáculo únicamente para los que ya estaban sometidos a su pequeña telaraña mental. Sí… a Malo le gustaba la música con guitarras eléctricas… podía comer kilos de helado de menta y siempre resultaba ser una gran amiga en tiempos difíciles. Una amiga de verdad. Por eso… Andrés tenía una razón adicional por la cual odiar más a los tiempos difíciles.

Malo parecía estar resfriada… cuando sus oídos no escuchaban música.

Madrugada 2.

Tenía una noción de lo que era la velocidad mucho más minuciosa de la que tenía Malo. Además, sabía muy bien los peligros por lo que podría pasar su esposo en caso de que se supiera la verdad. Sabía que medidas tomar, cuando las debía tomar, y que reacción le esperaba. Por más inesperada que fuese. No se preocupaba. Simplemente, trabajaba.

Como lo hacían sus compañeros de la infancia en el puerto de Martian. Como lo hacía su padre sin importar que tan inescrupuloso sea su oficio con tal de llevar billetes a la casa… como lo hacía su profesora favorita en aquel recinto tan agobiante y oscuro en el que ella estudiaba. No era cuestión de pensar. Eso era lo último que tendría que hacer…no podía darse el lujo de imaginarse pensando en las distintas posibilidades que le ofrecía aquella supuesta sucursal de la derrota humana. ¿Ya se dan cuenta de lo estúpido que resultaría pensar en esos momentos?

La madrugada llegaría en cualquier momento y la manosearía a su antojo. Las compañeras se alejarían a sus casas. Las tareas hablarían por si solas… la noción se haría menos grata… y la velocidad… sería eternamente… de nuestra protagonista.

jueves, 7 de agosto de 2008

Agua.


Bajo el agua las imágenes se volvían tan innecesarias…la acostumbrada pequeña conversación se volvía casi telepática. Y claro, la noción del tiempo era nula… el espacio… cómodo… la falsa naturaleza… bellísima. Los ojos de ella… tenían lo que parecía ser…cansancio… mi cansancio… …sus hombros… leves… su cintura… muy armoniosa… sus pechos… ya no eran “aburridos”… sus manos… ya no necesitaban ayuda… su voz… no la oía, claro… pero es que su voz… su voz…

Bueno.
Esa realidad tan bella… llegó a acabarse. Tarde o temprano… teníamos que regresar al auténtico sueño. Al frío sueño… a la despedida… y al tonto amor…

viernes, 1 de agosto de 2008

Lineas blancas.


Los audífonos estaban malogrados y creía que podría escuchar la música en su cabeza sin mayores problemas. Equivocación casi total. Frente a la carretera, camino hacia donde parecía ser adelante recordando que aún le dolía el cuerpo. “Nervios…”


El primer día que estuvo en ese lugar aprendió su noveno carácter. El segundo día, lo había olvidado. El tercero, no aprendió nada.

Bueno,
era de noche en ese momento y no se había acostumbrado a fingir para si, que el frío no afectaba. Era momento de correr… no lo hacía desde la infancia. Al correr ante la gente tenía la extraña sensación de que se burlarían… no lo hacía como dicen las reglas que debería hacerse. Entonces, sin más que pensar, excepto en lo genial que sería intentarlo, corrió. Corrió mucho… podía sentir que el viento entraba a sus oídos y escuchaba la música que la madre de todos tocaba, ahora, para su mente.

Y los postes le luz le daban ánimos a cada paso, las líneas borrosas en el pavimento le decían que su velocidad era de una armonía insuperable. La tierra simplemente descansaba… creyó que su corazón se detendría… y se sintió feliz, sintió inseguridad endemoniádamente cargada de una felicidad bella. Pero el cuerpo le dijo que era hora de detenerse… con la promesa de futura alegría. “Promesas…”. Fue entonces cuando se animó a recordar que tenía dinero en el bolsillo. Y resultó, que no había aprendido nada.