viernes, 31 de octubre de 2008
Cierra las cortinas, estoy afuera.
jueves, 30 de octubre de 2008
Ventana.
lunes, 27 de octubre de 2008
En el pastizal. Resumen.
Dos horas antes se atormentaba por Yolanda. Ella era tan silenciosa… tan inquietante, siempre cargando ese costal. “Su cuello… sus piernas…” Sin embargo hija de un idiota racista. Ella se había juntado con un pobre vago de raza negra y su horrible padre no aceptaba la idea. “Maldito seas” se decía que había matado a su hija y lo habían llevado a la cárcel. El pobre demonio caminaba con cólera en sus pasos y con llanto en su frente. Maldiciendo al padre de Yolanda y sin importar que la justicia lo agarre a él también por sus crímenes anteriores, se dirigió a la comandancia. “Probemos la calidad de dolor me pueden proporcionar ustedes.”
Sin embargo, una cuadra antes de llegar vio a Marcela, la puta y hermana de aquel vago negro… el vago del que Yolanda se enamoró. Marcela con rostro enojado llevaba comida y caminaba enojada en dirección contraria a la suya. El demonio no entendió lo que por su mente paso cuando decidió seguirla, cerros muertos, pastizales, silencios… y al final de su muy extenso recorrido por una mugrosa tierra, se dio cuenta de su agria y dulce “suerte”. Ella se paró frente a una cabaña en la que no podría vivir un perro.
Si el demonio quisiera recordar no lo haría con éxito. Supone que asesinó a Marcela y al vago que se escondía en la cabaña. Lo que si recordaría era a Yolanda semidesnuda frente a él, en aquella cabaña… en la que no podría vivir un perro. “Era cierto… estás con vida”, la llamada justicia solo había encontrado indicios de la muerte de su amada, estaba desaparecida, con tres dedos de la mano izquierda amputados por su racista padre. Era toda suya. Esa tarde hizo lo que había deseado hacer desde hace ocho años. Nadie podría tocarla excepto él, nadie podría hacerle daño excepto él. Ella era simplemente especial.
Manchado de la hermosa sangre de su amada, escapó del lugar. Un patrullero destartalado lo vio y unas niñas más allá gritaron al verlo correr. Ahora, en aquél pastizal, verde como su lujuria, aún sonreía al recordarlo todo. Todo…
Bostezó y se estiró. “Qué bella puede ser la vida por momentos.”
domingo, 26 de octubre de 2008
Ahí voy.
miércoles, 22 de octubre de 2008
El parque de los vuelos.
Se conocieron en el parque de los vuelos. // ¿Es tu hijo? // Es mi hermano // Cómo te llamas // ¿Te importa? // Claro // Mónica // Ángel // *** // me engañaste… // jaja // y por qué te persiguen // no lo se //… // de verdad no lo se // no importa, besas bien // *** // pssss, Mónica, estoy aquí // qué haces acá // te vine a buscar // para qué, estoy trabajando // ¿hacemos el amor esta noche? //… // Es que mañana seguro que me atrapan // no me importa // cómo de que no // *** // hey, ¿no dijiste que seguro te atrapaban ayer? // Creo que se olvidaron // y entonces // podemos cortejarnos más, ¿bien no? // Supongo // *** ¿Ya se fue el guardia? // Si // cómo me encontraste // Periódico //… // eras un maldito // así dicen // si… // ¿y? // No tenemos mucho tiempo// ***
domingo, 19 de octubre de 2008
Un otoño dormido.
martes, 14 de octubre de 2008
“Manclenco.”
domingo, 12 de octubre de 2008
“Huuuuuuu…”
Supo que había elegido bien al ponerse las zapatillas en la mañana. Se quitó los audífonos y los metió en la mochila, eran las diez de la noche y el tiempo era fresco. Colocó la mochila tras la pared de su ex colegio y se paró en medio de la pista vacía. Las luces de los postes parecían llamarlo, las almas caminantes en aquella calle eran mínimas, el viento estaba en “contra”, fantástico.
El aire ingresó y la mente salió. “A correr…”, hace mucho tiempo que no sentía eso, aumentó su velocidad y su coordinación no le fallaba. El espacio lo armonizaba. Se daba cuenta que podía cerrar los ojos, que era genial, que se sentía protegido, que su corazón ya no le dolía, simplemente se cansaba. Sus pulmones llegaban al climax. Luego, rió y se sentó en la vereda. “¡Viva!”
martes, 7 de octubre de 2008
F9
A tu maldita ternura, a mi espantosa debilidad por ti.
domingo, 5 de octubre de 2008
Por esta vez.
sábado, 4 de octubre de 2008
jueves, 2 de octubre de 2008
Dónde está el príncipe Sásafa.
En un pestañeo estaba en su armadura, en un caballo y el jinete de este, su esposa, le decía “despierta, sostente de mi cintura no se te ocurra caer”
El polvo de la brava tierra se volvía una tupida neblina naranja y todos los caballos avanzaban confundidos y asustados. Sásafa no tuvo tiempo para pensar en que realidad estaba. Cayó, trago tierra, no vio nada y se dio cuenta que sus lágrimas estaban secas. Para mal, no lo encontró nadie.