miércoles, 31 de diciembre de 2008

El final de nuestra tierra. Resumen.

Hace mucho tiempo que los hombres de la tierra crearon robots y máquinas para que les faciliten la vida. Para que la hagan más cómoda, para poner en práctica la ley del “mínimo esfuerzo”. Han pasado ya nueve décadas. Según los adivinos antiguos, llegaría el tiempo en el que robots y humanos librarían una batalla por la tierra, por su subsistencia. Hasta el día de hoy no ha habido guerras ni enfrentamientos entre máquinas y seres vivos.

No se desprogramaron, no se revelaron, no llegaron a tener conciencia porque sencillamente no fueron programados para “despertar”. Sin embargo… el caos es inminente. Hace tres años fue programado “Lalo”, el primer robot capaz de incluir en su base de datos ideas, pensamientos, arte, música, imaginación, creatividad y emociones estándar listas para ser combinadas entre si. Lalo podía pintar cuadros, hacer música, escribir poemas y era increíblemente original. Fue un avance increíble para los científicos y un desastre para los artistas a los cuales les resultaba difícil admitir que el trabajo de “Lalo” era genial e incluso innovador. “Maldita sea… este robot pinta con pasión… pero…” pero era un robot, un robot que combinaba patrones, variables y parámetros programados en él. Un robot que tenía las fórmulas de la ingeniosidad y creatividad.

Al poco tiempo se creó una serie de robots idénticos a Lalo, con las mismas capacidades incluyendo, esta vez, clases de arte antiguo y moderno. Alimentándolo con música, pintura, baile y cine. Parecía que su ingenio era inagotable, que nunca se les acabarían las “ideas” que no podían dejar de ser originales. Los gobernantes disfrutaban de la destrucción de los artistas humanos. Las ideas hasta el día de hoy no han parado, no ha parado. Los cerebros se exprimen al máximo, pero siempre hay un robot que ya lo ha hecho, ya lo ha pensado y hasta lo ha patentado. Hay cientos de miles de ellos dando conferencias y exponiendo sus trabajos. Nosotros, hemos enloquecido, no sabemos que quemar primero. Nuestras almas, o la tierra. La guerra es inminente.

martes, 30 de diciembre de 2008

El envidioso que se quedaba calvo.

Caminó hacia su casa, solo. A pesar de todo José, su hijo, le había causado desdicha a cierta parte de su vieja vida. Sus antiguos compañeros, sus antiguas mujeres, estaban tras él, gozando un poco el final de aquel difícil día. José volvería a casa en diez minutos y no tenía la llave del cuarto en donde vivían. Cinco años, que rápido ha crecido el enano. Ahora Benito observaba sus manos con temor a que vuelvan a temblar, no quería verse al espejo. “Me estoy quedando calvo”. Lo cierto es que la vida terminaba unas cuadras más allá y aún podía llevar a su hijo de la mano. “Malditos sean lo que tienen dinero” pesaba… “malditos sean los que tienen juventud”, “José… te quiero hijo… pero si pudiéramos cambiar de edad… lo siento… no lo dudaría un segundo…”

domingo, 28 de diciembre de 2008

En Negativo.

Dame miedo. Me gusta cuando te vuelves prostituta, cuando eres oscura por todas partes, cuando eres una mendiga, una ratera, una desquiciada. Mírame tras tu propio cabello, saborea una fotografía y besa como siempre lo has hecho, no intentes hacer de esto especial porque, ya lo es. Muchas veces eres borrosa, extremamente sensual… no bailes, por favor. Quédate en cámara lenta y pronuncia lo que quieras, yo diré que me encantas. Somos, aunque no lo quieras, humanos. Aunque no lo quieras, pestañamos, pasamos caminando a nuestras espaldas… me gusta despeinarte. Cojudo yo. Observo tu ojos endemoniadamente caóticos… vuelve a tu lugar, nos veremos después de demasiado tiempo.

Tú, yo y tú.

Acostado en tu cuello, descanso. Tu cabello está en mi cielo, tus espejos en mis lagunas, lagunas de cansancio. Estamos aquí porque no hay nadie. Estamos aquí porque el sol quema allá afuera, porque estamos lejos, porque estamos cómodos. Es de tarde, no es la hora de la siesta, ni la hora de recoger las cosas e irnos al mundo. Es tu cuello, son mis pensamientos, los que nos tienen en el instante de un placer… Recostarnos, imaginar…

Re cuatrito.

Sr. Samuel:

Le pido disculpas por el atrevimiento de enviarle una carta desde la ciudad 80, la ciudad de los vertebrados. También le informo que la carta que está leyendo ha sido previamente sellada con su propia contraseña…

Estamos muy agradecidos por la ayuda que ha mandado arriesgando su libertad y mente, ante todo, sepa que no es nuestra intención aprovecharnos ni de su fe en la vida ni de su generosa alma, pretendemos únicamente ayudarlo a ayudarnos…

El informe de los últimos “refugios” y de los transportistas (los de nuestro lado) desaparecidos en trabajo es el siguiente:

sábado, 27 de diciembre de 2008

No pudo.

Pidió un vino y se tragó el corcho. El insistía en que era parte de su propio ritual, todos volteábamos a verlo, atendíamos, si… No vivió para tomarse el vino. Cada uno se sirvió en una copa, solo unos pocos se lo tragaron con vidrio y todo. Era vino seco.

jueves, 25 de diciembre de 2008

Ahora hay piedad.

Ayer después de mucho tiempo… ¿ayer?... no, creo que fue hoy, en la tarde. Te vi nuevamente. Estabas en nuestra casa, flaca, con el cabello empapado, con una sonrisa, una sonrisa alegre. Te recordaba. Ayer, hoy, que importa… me siento mal, cada día sin ti se vuelve más difícil, no tengo ánimos, mis ambiciones decaen… Estabas bellísima, bellísima. Soñaba y me acerque al fin, nos abrazamos. No se por cuantos sueños más, nos abrazamos.
¿Te digo algo? Hacer daño sin ti me resulta hasta inmoral, empieza a tener sentido cuando asesino a alguien, empiezo a tener remordimientos, conciencia, pienso. No guardo las navajas, las cambio cada día. Cada día. Uso pañuelos, uso brochas, guantes, silenciadores… soy cuidadoso… qué me está pasando… estoy consumiendo más porquería que antes y lo curioso es que… no puedo trepar y salir de este hoyo… Ya no soy tan útil como antes. Ya no suena el teléfono tres veces a la semana… debes estar hermosa… en donde estés… a donde sea que la muerte te haya llevado. Mi amor, te extraño mucho.

Para Catherine, que se fue y no se a donde.

Una eyaculación al costado. Es piel burbujeando. Dos zapatos han quemado los pies de mi saber. Sabrás, que me repugnan tus quehaceres. El agitar los brazos dando golpes a mí alrededor. ¿Sientes cómo la sangre me espera tras una puerta?, como la sonrisa me detiene en un espasmo… Defecas resbalo, adhieres porcentajes a tus chamuscados pezones… Adhieres amor… Mi barbilla, venosa, te llama, te grita, como un animal violado. ¡Concédeme un alivio! ¡Concédeme un desmayo!, un puñete en seco a tus orejas. A tu bello ombligo. Amputaste tus labios y los dejaste reposar en mi almohada. ¿Qué es? pregunté ¿El recibo de algún beso tuyo? ¿Una palanca del retrete de mi alma? Lo cierto es, que tu corazón es rojo y mi desayuno negro.

martes, 23 de diciembre de 2008

Re tresito.

Y aquí estábamos. El viejo y yo. Dos policías cansados, casi confundidos. Margaret había desaparecido en aquel lago artificial junto a cincuenta almas más. El 3166 estaba intacto, el puente de huesos, así le llamaban. La habíamos visto por última vez ahí, parecía contenta, observaba la fresca ciudad. Veo la HORA, ya va a amanecer, debemos bajar y ocultarnos. Nuestra vida se huele a distancia. “Déjame un momento más, noto algo diferente en el puente de huesos”. Dejo a mi compañero, discutir con él es en vano ahora. Tengo dos hijos, no me quiero demorar. Margaret, extrañaremos tus uñas.

jueves, 18 de diciembre de 2008

Abre.

No hay agua en este pozo y tengo sed. Las nubes están negras… mmm, no, ya no tengo tanta sed.

martes, 16 de diciembre de 2008

¿Tengo miedo?

Estoy con un paño húmedo en la frente. Me siento sucio, lleno de sudor en mis piernas y genitales. Mis ojos todavía están fríos. No puedo moverme, pedí hace una hora que abrieran las cortinas, creí que me sentiría mejor viendo las montañas allá afuera. No puedo dormir, la luz me lo impide. Ahora hay una mosca tratando de salir de esta habitación, tratando de abandonarme. No puedo dormir, que tal si me atraganto con el termómetro. Quisiera sentir la lluvia nuevamente, el viento fuerte, el lodo helado, el rostro, mi rostro. No debo tragarme el termómetro. No puedo dormir, hay un paño húmedo en mi frente, tengo miedo.

147.

Guardaré mi pena. No quiero reírme de los problemas esta vez. No quiero hacer de mis suspiros un chiste. Perdí tu teléfono hace mucho. Olvidé tu dirección, no la recuerdo. Maldita sea. Tengo tarifa plana. ¡Tengo tarifa plana! Tus madrugadas están lejos de las mías. Y si, aún te quiero susurrar.

lunes, 15 de diciembre de 2008

Morados.

¿No oíste? Si morimos ahora, hay probabilidades de que aparezcamos en otro lado, en otro “entorno”. Allá afuera debe ser horrible, ¿viste su cara de desesperación? No lo ha dicho por gusto, hay que hacerle caso. No hemos pedido esto, salgamos de aquí. No seas tonto, me refiero a descartarnos. Nos ahorcamos juntos ¿si? Necesitamos algo… ¡ah! , este umbilical puede servir. Apresúrate.

domingo, 14 de diciembre de 2008

Madrugada uno.

El sudor en mi frente me distrae. Creo, solo creo, escuchar que alguien me llama. Pero no me destaparé los oídos. Me concentro, si.
Supongo que debe oler mal. El sueño se excita con las desapariciones. La memoria de esta pobre. La memoria de esta pobre me cubre de las lágrimas del planeta. El sudor me tienta. Se desparrama, se pudre. Puedo dormir en tus muslos. No se acerquen, vayan a llenar los costales con más alegría, con más placeres. Mi confesión se aproxima.

sábado, 13 de diciembre de 2008

Joselyn no era una princesa.

Me di cuenta que era alérgico a su cabello. Que sus pestañas no eran tan largas. Su tatuaje en realidad no era sexy. Era muy aburrida cuando no estaba en alguna fiesta. Hacía ruidos con los dientes cuando estaba inquieta. Celosa total. Te debo una disculpa, regresa por unos días aunque sea. Quiero tus galletas mal horneadas, tus malos besos, tu miedo, tus lisuras, tus ternuras, tu falta de travesuras. Lo pido por favor, por unos días aunque sea, aunque sea.

viernes, 12 de diciembre de 2008

Re dosito.

Son las siete de la noche. Estamos transportando un grupo de humanos “confiscados”, Lena está conduciendo. Marté está escribiendo. Igual yo. Hemos aprendido mucho del señor Samuel, somos mejores ahora. Manrá me espera en algún lugar de esta ciudad con algo de comer, con algo de diversión. Estoy tan cansado. Quisiera dejar todo esto. Bajarme de este tren. Subirme el próximo mes. Pero veo los rostros de los confiscados… ellos no soportarían un mes sin un cuidador. El viaje es largo, y ya estamos enrumbados. No. Tengo que prometerles que no los abandonaré frente a la trituradora.

Cuando los párpados se desaten.

Hoy me encuentro en el mismo salón en donde estuviste hace muchos ayeres. Miserable. El hecho de tan solo pensar que estuvo parada en este mismo lavatorio. Puedo sudar también. Mareos a tu condimento, orgasmos a tu movimiento. Para que gritar si las hojas ya están en el suelo. Si los oídos ya están destruidos. Tu, amada, ya nos despertaste a todos. Somos color, somos olor, somos dolor. Si, es nuestro espacio, nuestro caldero, una muy adornada tumba. Cantaré, y quizá pueda contarle al viento de afuera, que lo hice sin ti esta vez.

jueves, 11 de diciembre de 2008

Grabatón.

Cerró los ojos y masticó el pezón de Amalia. Ella, fuera de sí, gritaba e imploraba que la libere. Beberé de tu sangre, tu cuello se teñirá de morado y plomo. Al fin escucharé tu afónica voz. Dicho y hecho, sacó su grabadora. Y las pilas…

En el suelo.

Los cuartos suenan apenas. Hubo otra explosión hoy. A pesar de saber que me sentiré mal, estoy encantado de haber ladrado, destruido y golpeado todo lo que estuvo a mí al rededor. Estoy encantado de haber causado pánico. Las almas ahora transitan y se deslizan temerosas esperando una reacción mía que les indique que pueden aproximarse, que pueden hablarme, que pueden pedirme. Ese temblor. Ese rojo. O si, es magnífico.

** Vamos, ¡que vivan las puertas golpeadas!

martes, 9 de diciembre de 2008

Maquillaje.

Un beso de tu piel me alcanza para toda la semana. Para una semana y media. Fina. Exterior. La impureza poco importa cuando estás cerca. ¿Un vaso de agua?, ¿Una mirada en el trasero?
Cepillaré tus zapatos, besaré tus collares. Mal maquillada, escandalosa, te ves hermosa. Esta es la casa, nuestra casa. Aléjate de la ventana, nos vigilan. Envidiosos. Escandalosos.

lunes, 8 de diciembre de 2008

domingo, 7 de diciembre de 2008

Fondo.

Solo tengo el presente ahora. Estás tú, tu poca ruidosa voz, y tu pequeña pandereta. El flourecente prendido, el afuera callado. Mi dolor de cabeza se convierte en sueño, tu cariño se vuelve amabilidad y tus zapatos hacen juego con mis orejas. Ya olvidaste a las cucarachas de cámara lenta, ya olvidaste mi saliva. Demuéstrame que no puedes demostrarme nada. Quédate en esta silla y bésate los labios.
A ya me voy pues. Deja el resto de tus ojos sobre la mesa, no apagues la luz hasta que me muera. ¡Ey! no apagues la luz hasta que me muera.

sábado, 6 de diciembre de 2008

Vacaciones.


- Creo que nunca había esperado tanto unas vacaciones.
- Las esperarás con más ansias al pasar el tiempo y la vida se haga más sucia.
- Cómo sucia.
- Qué harás ahora.
- Pues… buscaré un pie de manzana. Cómo que sucia.