jueves, 25 de diciembre de 2008

Ahora hay piedad.

Ayer después de mucho tiempo… ¿ayer?... no, creo que fue hoy, en la tarde. Te vi nuevamente. Estabas en nuestra casa, flaca, con el cabello empapado, con una sonrisa, una sonrisa alegre. Te recordaba. Ayer, hoy, que importa… me siento mal, cada día sin ti se vuelve más difícil, no tengo ánimos, mis ambiciones decaen… Estabas bellísima, bellísima. Soñaba y me acerque al fin, nos abrazamos. No se por cuantos sueños más, nos abrazamos.
¿Te digo algo? Hacer daño sin ti me resulta hasta inmoral, empieza a tener sentido cuando asesino a alguien, empiezo a tener remordimientos, conciencia, pienso. No guardo las navajas, las cambio cada día. Cada día. Uso pañuelos, uso brochas, guantes, silenciadores… soy cuidadoso… qué me está pasando… estoy consumiendo más porquería que antes y lo curioso es que… no puedo trepar y salir de este hoyo… Ya no soy tan útil como antes. Ya no suena el teléfono tres veces a la semana… debes estar hermosa… en donde estés… a donde sea que la muerte te haya llevado. Mi amor, te extraño mucho.

4 comentarios:

Ariadna dijo...

La transfiguración que provoca el amor... pensaré en eso desde la nieve

Un abrazo y que empieces bien el año

Adur dijo...

amor con sabor a muerte

Jimmy dijo...

Amor sin dolor no es amor.

remei dijo...

Es genial, qué escalofrío!