miércoles, 31 de diciembre de 2008

El final de nuestra tierra. Resumen.

Hace mucho tiempo que los hombres de la tierra crearon robots y máquinas para que les faciliten la vida. Para que la hagan más cómoda, para poner en práctica la ley del “mínimo esfuerzo”. Han pasado ya nueve décadas. Según los adivinos antiguos, llegaría el tiempo en el que robots y humanos librarían una batalla por la tierra, por su subsistencia. Hasta el día de hoy no ha habido guerras ni enfrentamientos entre máquinas y seres vivos.

No se desprogramaron, no se revelaron, no llegaron a tener conciencia porque sencillamente no fueron programados para “despertar”. Sin embargo… el caos es inminente. Hace tres años fue programado “Lalo”, el primer robot capaz de incluir en su base de datos ideas, pensamientos, arte, música, imaginación, creatividad y emociones estándar listas para ser combinadas entre si. Lalo podía pintar cuadros, hacer música, escribir poemas y era increíblemente original. Fue un avance increíble para los científicos y un desastre para los artistas a los cuales les resultaba difícil admitir que el trabajo de “Lalo” era genial e incluso innovador. “Maldita sea… este robot pinta con pasión… pero…” pero era un robot, un robot que combinaba patrones, variables y parámetros programados en él. Un robot que tenía las fórmulas de la ingeniosidad y creatividad.

Al poco tiempo se creó una serie de robots idénticos a Lalo, con las mismas capacidades incluyendo, esta vez, clases de arte antiguo y moderno. Alimentándolo con música, pintura, baile y cine. Parecía que su ingenio era inagotable, que nunca se les acabarían las “ideas” que no podían dejar de ser originales. Los gobernantes disfrutaban de la destrucción de los artistas humanos. Las ideas hasta el día de hoy no han parado, no ha parado. Los cerebros se exprimen al máximo, pero siempre hay un robot que ya lo ha hecho, ya lo ha pensado y hasta lo ha patentado. Hay cientos de miles de ellos dando conferencias y exponiendo sus trabajos. Nosotros, hemos enloquecido, no sabemos que quemar primero. Nuestras almas, o la tierra. La guerra es inminente.

martes, 30 de diciembre de 2008

El envidioso que se quedaba calvo.

Caminó hacia su casa, solo. A pesar de todo José, su hijo, le había causado desdicha a cierta parte de su vieja vida. Sus antiguos compañeros, sus antiguas mujeres, estaban tras él, gozando un poco el final de aquel difícil día. José volvería a casa en diez minutos y no tenía la llave del cuarto en donde vivían. Cinco años, que rápido ha crecido el enano. Ahora Benito observaba sus manos con temor a que vuelvan a temblar, no quería verse al espejo. “Me estoy quedando calvo”. Lo cierto es que la vida terminaba unas cuadras más allá y aún podía llevar a su hijo de la mano. “Malditos sean lo que tienen dinero” pesaba… “malditos sean los que tienen juventud”, “José… te quiero hijo… pero si pudiéramos cambiar de edad… lo siento… no lo dudaría un segundo…”

domingo, 28 de diciembre de 2008

En Negativo.

Dame miedo. Me gusta cuando te vuelves prostituta, cuando eres oscura por todas partes, cuando eres una mendiga, una ratera, una desquiciada. Mírame tras tu propio cabello, saborea una fotografía y besa como siempre lo has hecho, no intentes hacer de esto especial porque, ya lo es. Muchas veces eres borrosa, extremamente sensual… no bailes, por favor. Quédate en cámara lenta y pronuncia lo que quieras, yo diré que me encantas. Somos, aunque no lo quieras, humanos. Aunque no lo quieras, pestañamos, pasamos caminando a nuestras espaldas… me gusta despeinarte. Cojudo yo. Observo tu ojos endemoniadamente caóticos… vuelve a tu lugar, nos veremos después de demasiado tiempo.

Tú, yo y tú.

Acostado en tu cuello, descanso. Tu cabello está en mi cielo, tus espejos en mis lagunas, lagunas de cansancio. Estamos aquí porque no hay nadie. Estamos aquí porque el sol quema allá afuera, porque estamos lejos, porque estamos cómodos. Es de tarde, no es la hora de la siesta, ni la hora de recoger las cosas e irnos al mundo. Es tu cuello, son mis pensamientos, los que nos tienen en el instante de un placer… Recostarnos, imaginar…

Re cuatrito.

Sr. Samuel:

Le pido disculpas por el atrevimiento de enviarle una carta desde la ciudad 80, la ciudad de los vertebrados. También le informo que la carta que está leyendo ha sido previamente sellada con su propia contraseña…

Estamos muy agradecidos por la ayuda que ha mandado arriesgando su libertad y mente, ante todo, sepa que no es nuestra intención aprovecharnos ni de su fe en la vida ni de su generosa alma, pretendemos únicamente ayudarlo a ayudarnos…

El informe de los últimos “refugios” y de los transportistas (los de nuestro lado) desaparecidos en trabajo es el siguiente:

sábado, 27 de diciembre de 2008

No pudo.

Pidió un vino y se tragó el corcho. El insistía en que era parte de su propio ritual, todos volteábamos a verlo, atendíamos, si… No vivió para tomarse el vino. Cada uno se sirvió en una copa, solo unos pocos se lo tragaron con vidrio y todo. Era vino seco.

jueves, 25 de diciembre de 2008

Ahora hay piedad.

Ayer después de mucho tiempo… ¿ayer?... no, creo que fue hoy, en la tarde. Te vi nuevamente. Estabas en nuestra casa, flaca, con el cabello empapado, con una sonrisa, una sonrisa alegre. Te recordaba. Ayer, hoy, que importa… me siento mal, cada día sin ti se vuelve más difícil, no tengo ánimos, mis ambiciones decaen… Estabas bellísima, bellísima. Soñaba y me acerque al fin, nos abrazamos. No se por cuantos sueños más, nos abrazamos.
¿Te digo algo? Hacer daño sin ti me resulta hasta inmoral, empieza a tener sentido cuando asesino a alguien, empiezo a tener remordimientos, conciencia, pienso. No guardo las navajas, las cambio cada día. Cada día. Uso pañuelos, uso brochas, guantes, silenciadores… soy cuidadoso… qué me está pasando… estoy consumiendo más porquería que antes y lo curioso es que… no puedo trepar y salir de este hoyo… Ya no soy tan útil como antes. Ya no suena el teléfono tres veces a la semana… debes estar hermosa… en donde estés… a donde sea que la muerte te haya llevado. Mi amor, te extraño mucho.

Para Catherine, que se fue y no se a donde.

Una eyaculación al costado. Es piel burbujeando. Dos zapatos han quemado los pies de mi saber. Sabrás, que me repugnan tus quehaceres. El agitar los brazos dando golpes a mí alrededor. ¿Sientes cómo la sangre me espera tras una puerta?, como la sonrisa me detiene en un espasmo… Defecas resbalo, adhieres porcentajes a tus chamuscados pezones… Adhieres amor… Mi barbilla, venosa, te llama, te grita, como un animal violado. ¡Concédeme un alivio! ¡Concédeme un desmayo!, un puñete en seco a tus orejas. A tu bello ombligo. Amputaste tus labios y los dejaste reposar en mi almohada. ¿Qué es? pregunté ¿El recibo de algún beso tuyo? ¿Una palanca del retrete de mi alma? Lo cierto es, que tu corazón es rojo y mi desayuno negro.

martes, 23 de diciembre de 2008

Re tresito.

Y aquí estábamos. El viejo y yo. Dos policías cansados, casi confundidos. Margaret había desaparecido en aquel lago artificial junto a cincuenta almas más. El 3166 estaba intacto, el puente de huesos, así le llamaban. La habíamos visto por última vez ahí, parecía contenta, observaba la fresca ciudad. Veo la HORA, ya va a amanecer, debemos bajar y ocultarnos. Nuestra vida se huele a distancia. “Déjame un momento más, noto algo diferente en el puente de huesos”. Dejo a mi compañero, discutir con él es en vano ahora. Tengo dos hijos, no me quiero demorar. Margaret, extrañaremos tus uñas.

jueves, 18 de diciembre de 2008

Abre.

No hay agua en este pozo y tengo sed. Las nubes están negras… mmm, no, ya no tengo tanta sed.

martes, 16 de diciembre de 2008

¿Tengo miedo?

Estoy con un paño húmedo en la frente. Me siento sucio, lleno de sudor en mis piernas y genitales. Mis ojos todavía están fríos. No puedo moverme, pedí hace una hora que abrieran las cortinas, creí que me sentiría mejor viendo las montañas allá afuera. No puedo dormir, la luz me lo impide. Ahora hay una mosca tratando de salir de esta habitación, tratando de abandonarme. No puedo dormir, que tal si me atraganto con el termómetro. Quisiera sentir la lluvia nuevamente, el viento fuerte, el lodo helado, el rostro, mi rostro. No debo tragarme el termómetro. No puedo dormir, hay un paño húmedo en mi frente, tengo miedo.

147.

Guardaré mi pena. No quiero reírme de los problemas esta vez. No quiero hacer de mis suspiros un chiste. Perdí tu teléfono hace mucho. Olvidé tu dirección, no la recuerdo. Maldita sea. Tengo tarifa plana. ¡Tengo tarifa plana! Tus madrugadas están lejos de las mías. Y si, aún te quiero susurrar.

lunes, 15 de diciembre de 2008

Morados.

¿No oíste? Si morimos ahora, hay probabilidades de que aparezcamos en otro lado, en otro “entorno”. Allá afuera debe ser horrible, ¿viste su cara de desesperación? No lo ha dicho por gusto, hay que hacerle caso. No hemos pedido esto, salgamos de aquí. No seas tonto, me refiero a descartarnos. Nos ahorcamos juntos ¿si? Necesitamos algo… ¡ah! , este umbilical puede servir. Apresúrate.

domingo, 14 de diciembre de 2008

Madrugada uno.

El sudor en mi frente me distrae. Creo, solo creo, escuchar que alguien me llama. Pero no me destaparé los oídos. Me concentro, si.
Supongo que debe oler mal. El sueño se excita con las desapariciones. La memoria de esta pobre. La memoria de esta pobre me cubre de las lágrimas del planeta. El sudor me tienta. Se desparrama, se pudre. Puedo dormir en tus muslos. No se acerquen, vayan a llenar los costales con más alegría, con más placeres. Mi confesión se aproxima.

sábado, 13 de diciembre de 2008

Joselyn no era una princesa.

Me di cuenta que era alérgico a su cabello. Que sus pestañas no eran tan largas. Su tatuaje en realidad no era sexy. Era muy aburrida cuando no estaba en alguna fiesta. Hacía ruidos con los dientes cuando estaba inquieta. Celosa total. Te debo una disculpa, regresa por unos días aunque sea. Quiero tus galletas mal horneadas, tus malos besos, tu miedo, tus lisuras, tus ternuras, tu falta de travesuras. Lo pido por favor, por unos días aunque sea, aunque sea.

viernes, 12 de diciembre de 2008

Re dosito.

Son las siete de la noche. Estamos transportando un grupo de humanos “confiscados”, Lena está conduciendo. Marté está escribiendo. Igual yo. Hemos aprendido mucho del señor Samuel, somos mejores ahora. Manrá me espera en algún lugar de esta ciudad con algo de comer, con algo de diversión. Estoy tan cansado. Quisiera dejar todo esto. Bajarme de este tren. Subirme el próximo mes. Pero veo los rostros de los confiscados… ellos no soportarían un mes sin un cuidador. El viaje es largo, y ya estamos enrumbados. No. Tengo que prometerles que no los abandonaré frente a la trituradora.

Cuando los párpados se desaten.

Hoy me encuentro en el mismo salón en donde estuviste hace muchos ayeres. Miserable. El hecho de tan solo pensar que estuvo parada en este mismo lavatorio. Puedo sudar también. Mareos a tu condimento, orgasmos a tu movimiento. Para que gritar si las hojas ya están en el suelo. Si los oídos ya están destruidos. Tu, amada, ya nos despertaste a todos. Somos color, somos olor, somos dolor. Si, es nuestro espacio, nuestro caldero, una muy adornada tumba. Cantaré, y quizá pueda contarle al viento de afuera, que lo hice sin ti esta vez.

jueves, 11 de diciembre de 2008

Grabatón.

Cerró los ojos y masticó el pezón de Amalia. Ella, fuera de sí, gritaba e imploraba que la libere. Beberé de tu sangre, tu cuello se teñirá de morado y plomo. Al fin escucharé tu afónica voz. Dicho y hecho, sacó su grabadora. Y las pilas…

En el suelo.

Los cuartos suenan apenas. Hubo otra explosión hoy. A pesar de saber que me sentiré mal, estoy encantado de haber ladrado, destruido y golpeado todo lo que estuvo a mí al rededor. Estoy encantado de haber causado pánico. Las almas ahora transitan y se deslizan temerosas esperando una reacción mía que les indique que pueden aproximarse, que pueden hablarme, que pueden pedirme. Ese temblor. Ese rojo. O si, es magnífico.

** Vamos, ¡que vivan las puertas golpeadas!

martes, 9 de diciembre de 2008

Maquillaje.

Un beso de tu piel me alcanza para toda la semana. Para una semana y media. Fina. Exterior. La impureza poco importa cuando estás cerca. ¿Un vaso de agua?, ¿Una mirada en el trasero?
Cepillaré tus zapatos, besaré tus collares. Mal maquillada, escandalosa, te ves hermosa. Esta es la casa, nuestra casa. Aléjate de la ventana, nos vigilan. Envidiosos. Escandalosos.

lunes, 8 de diciembre de 2008

domingo, 7 de diciembre de 2008

Fondo.

Solo tengo el presente ahora. Estás tú, tu poca ruidosa voz, y tu pequeña pandereta. El flourecente prendido, el afuera callado. Mi dolor de cabeza se convierte en sueño, tu cariño se vuelve amabilidad y tus zapatos hacen juego con mis orejas. Ya olvidaste a las cucarachas de cámara lenta, ya olvidaste mi saliva. Demuéstrame que no puedes demostrarme nada. Quédate en esta silla y bésate los labios.
A ya me voy pues. Deja el resto de tus ojos sobre la mesa, no apagues la luz hasta que me muera. ¡Ey! no apagues la luz hasta que me muera.

sábado, 6 de diciembre de 2008

Vacaciones.


- Creo que nunca había esperado tanto unas vacaciones.
- Las esperarás con más ansias al pasar el tiempo y la vida se haga más sucia.
- Cómo sucia.
- Qué harás ahora.
- Pues… buscaré un pie de manzana. Cómo que sucia.

miércoles, 5 de noviembre de 2008

viernes, 31 de octubre de 2008

Cierra las cortinas, estoy afuera.

En realidad no quise hacerte daño. Bueno, está bien, me importó un pimiento las consecuencias. Actué como un estúpido, un impulsivo, aja, creía que no estaba mal lo que hacía. Una sola vida. Pido disculpas aunque se que no me las darás, no tratarás de olvidar que detestas esta situación, que no pudiste aguantar las lágrimas, que degollé tu ego. No pienso recuperar la comunicación, no soportaría caminar junto a ti fingiendo que todo quedó atrás, que estuvimos tan unidos, que lastimosamente me escapé del enamoramiento. Prefiero verte ocasionalmente de lejos y no pensar en ti. Me gustaría enterarme algún día que me perdonaste, que no sientes rencor. Quizá ese día me sienta muy mal por lo que te hice.

jueves, 30 de octubre de 2008

Ventana.

Si la noche te alumbra entre las tinieblas malditas, camina y siente el perfume lunar. Baila y revienta de alegría facial, tu vestido es inmune a latidos falsos. Ve y encuentra tus estrellas, ven, camina hacia mí. Podremos ensuciarnos de mucho, podremos ensuciarnos, pero sabremos siempre de que. Hay tanta belleza en esta hora que parpadear no sirve de nada. Hay tanto peligro en potencia, aprovechemos nuestra alegría. Si lloras de felicidad es porque estarás ya enterada que no careceremos de imaginación nunca. He soñado que dormíamos en nuestro teatro favorito, esperando la próxima función. He soñado que, nuevamente, contemplábamos el cielo juntos. Te cuido y te prometo que el miedo no vendrá para ti y podrás saber que hermosa es la madrugada. No pierdas la razón de. Encontraremos un lugar. Espérame aquí, ha acabado la canción, voy a poner nuestro disco.

lunes, 27 de octubre de 2008

En el pastizal. Resumen.

El “demonio de Tantúo” saltaba una cerca de electricidad apagada. Corrió colina abajo en dirección al gran verde. Pronto ya no necesitaba escapar, demorarían en encontrarlo ahí, estaba en su paraíso. Se despojó de camisa y zapatos; se tumbó en el pasto seco y vio un cielo que empezaba a limpiarse de nubes. Sonrió “Lo he conseguido…”

Dos horas antes se atormentaba por Yolanda. Ella era tan silenciosa… tan inquietante, siempre cargando ese costal. “Su cuello… sus piernas…” Sin embargo hija de un idiota racista. Ella se había juntado con un pobre vago de raza negra y su horrible padre no aceptaba la idea. “Maldito seas” se decía que había matado a su hija y lo habían llevado a la cárcel. El pobre demonio caminaba con cólera en sus pasos y con llanto en su frente. Maldiciendo al padre de Yolanda y sin importar que la justicia lo agarre a él también por sus crímenes anteriores, se dirigió a la comandancia. “Probemos la calidad de dolor me pueden proporcionar ustedes.”

Sin embargo, una cuadra antes de llegar vio a Marcela, la puta y hermana de aquel vago negro… el vago del que Yolanda se enamoró. Marcela con rostro enojado llevaba comida y caminaba enojada en dirección contraria a la suya. El demonio no entendió lo que por su mente paso cuando decidió seguirla, cerros muertos, pastizales, silencios… y al final de su muy extenso recorrido por una mugrosa tierra, se dio cuenta de su agria y dulce “suerte”. Ella se paró frente a una cabaña en la que no podría vivir un perro.

Si el demonio quisiera recordar no lo haría con éxito. Supone que asesinó a Marcela y al vago que se escondía en la cabaña. Lo que si recordaría era a Yolanda semidesnuda frente a él, en aquella cabaña… en la que no podría vivir un perro. “Era cierto… estás con vida”, la llamada justicia solo había encontrado indicios de la muerte de su amada, estaba desaparecida, con tres dedos de la mano izquierda amputados por su racista padre. Era toda suya. Esa tarde hizo lo que había deseado hacer desde hace ocho años. Nadie podría tocarla excepto él, nadie podría hacerle daño excepto él. Ella era simplemente especial.

Manchado de la hermosa sangre de su amada, escapó del lugar. Un patrullero destartalado lo vio y unas niñas más allá gritaron al verlo correr. Ahora, en aquél pastizal, verde como su lujuria, aún sonreía al recordarlo todo. Todo…
Bostezó y se estiró. “Qué bella puede ser la vida por momentos.”

domingo, 26 de octubre de 2008

Ahí voy.

La cucaracha empezó a correr por toda la alcantarilla, estaba más despierta que nunca. Las ratas comían, los cocodrilos dormían, los excrementos jugaban. No era tiempo de ponerse a esquivar trampas, saltaba, nadaba, volaba, planeaba, corría. Sin cansarse siguió su camino. A duras penas y escuchando ladridos apareció en la vereda, la calle estaba fría y a sabiendas que la luz de la casa del frente estaba prendida, ingresó. No tardaron en darse cuenta aquellos gigantes, le gritaban en un idioma horripilante. Sentía los temblores de sus pasos siguiéndola, maldiciendo a su enemigo se preguntaba donde la había dejado. Y fue en ese momento en el que se enteró que su cuerpo podía sonar de una manera bellísima y dolorosa. ¿Dónde había dejado a su cría?... Dónde la habría dejado.

miércoles, 22 de octubre de 2008

El parque de los vuelos.

La celda al final del segundo pasillo. “Tienes visita.” Mónica. Visita privada.
Se conocieron en el parque de los vuelos. // ¿Es tu hijo? // Es mi hermano // Cómo te llamas // ¿Te importa? // Claro // Mónica // Ángel // *** // me engañaste… // jaja // y por qué te persiguen // no lo se //… // de verdad no lo se // no importa, besas bien // *** // pssss, Mónica, estoy aquí // qué haces acá // te vine a buscar // para qué, estoy trabajando // ¿hacemos el amor esta noche? //… // Es que mañana seguro que me atrapan // no me importa // cómo de que no // *** // hey, ¿no dijiste que seguro te atrapaban ayer? // Creo que se olvidaron // y entonces // podemos cortejarnos más, ¿bien no? // Supongo // *** ¿Ya se fue el guardia? // Si // cómo me encontraste // Periódico //… // eras un maldito // así dicen // si… // ¿y? // No tenemos mucho tiempo// ***

domingo, 19 de octubre de 2008

Un otoño dormido.

Al llegar al campamento de su amo, la alegre esclava le preguntó qué era lo que él veía en ella. Estaba segura que él también la amaba. “Veo a un mamífero abrigado.”

martes, 14 de octubre de 2008

“Manclenco.”

Parecía que mi mujer rompería la puerta a golpes, que quebraría mi impaciencia con sus espantosos insultos, “no abriré” repetía yo, “no abriré". Sabía que pelear frente a mis hijos no era justo, trataba de recordármelo a cada… …“no lloren mucho…” “no me miren mucho… soy papá… no abriré”. Trabajo si, me embriago si, ¡pero es tu culpa! ¡es tu culpa!¡no abriré!, a la media hora / media hora tsssssss jaja / llegó con su amante, su amante “no abriré”, “no romperán la puerta, ¡un brazo me sobra y me basta!” /para sangrar y despertar en la cantina de Berta /, “no lloren… yo soy papá”, los cerdos solo pararon de chillar cuando enloquecí. A si, desperté y fui golpeado. Escape y fui escupido.

domingo, 12 de octubre de 2008

“Huuuuuuu…”

Supo que había elegido bien al ponerse las zapatillas en la mañana. Se quitó los audífonos y los metió en la mochila, eran las diez de la noche y el tiempo era fresco. Colocó la mochila tras la pared de su ex colegio y se paró en medio de la pista vacía. Las luces de los postes parecían llamarlo, las almas caminantes en aquella calle eran mínimas, el viento estaba en “contra”, fantástico.

El aire ingresó y la mente salió. “A correr…”, hace mucho tiempo que no sentía eso, aumentó su velocidad y su coordinación no le fallaba. El espacio lo armonizaba. Se daba cuenta que podía cerrar los ojos, que era genial, que se sentía protegido, que su corazón ya no le dolía, simplemente se cansaba. Sus pulmones llegaban al climax. Luego, rió y se sentó en la vereda. “¡Viva!”

martes, 7 de octubre de 2008

Desesperación carajo.

No entiendo a mi serenidad.
Si, quisiera planear algo.

F9

Te besaría en los labios pero aún creo en la inmortalidad. Te cogería de la cintura y olería tu cabello para pedirte perdón anticipadamente. Si, me doy cuenta que soy noble y congelado. Vulnerabilidad ¿a la vida? Despreocupación de la codiciada realidad. Cejas estúpidas, saliva confianzuda… pero es que te ves hermosa, no, no quiero explicártelo… Me voy y esperaré a que la carne migre si quiere ¿y tú? Puedes morir ya.

A tu maldita ternura, a mi espantosa debilidad por ti.

domingo, 5 de octubre de 2008

Por esta vez.

Frente a la semi oscuridad se preguntaba si valía la pena dar lo mejor de sí. El pavimento encerado y el trueno naranja que le limpiaban el cuerpo parecían odiarlo esta vez. Solo tenía un escape y no se decidía a usarlo, en las sombras podría haber vida… podría haber vida… y se quedo, ajustó los acordes y apagó el celular. Bienvenido sea a su palacio el no demoníaco. Bienvenido sea el animal.

sábado, 4 de octubre de 2008

Aire.

"Abrió" los ojos y se dio cuenta que no solo estaba vivo, también estaba acompañado...

jueves, 2 de octubre de 2008

Dónde está el príncipe Sásafa.

Entre el sueño y su realidad, Sásafa se despertaba en el campamento de los suyos. Veía a los soldados alistarse, a las mujeres esconder el agua y a los demás…

En un pestañeo estaba en su armadura, en un caballo y el jinete de este, su esposa, le decía “despierta, sostente de mi cintura no se te ocurra caer”

El polvo de la brava tierra se volvía una tupida neblina naranja y todos los caballos avanzaban confundidos y asustados. Sásafa no tuvo tiempo para pensar en que realidad estaba. Cayó, trago tierra, no vio nada y se dio cuenta que sus lágrimas estaban secas. Para mal, no lo encontró nadie.

lunes, 29 de septiembre de 2008

Y mencionó a octubre.

El sol en el pavimento es amarillo y la sombras cercanas tienen un bajo olor a… ¿Cómo se llama?... si… esperanza.


Me sonríe y dice que no irá a su casa, que quiere dar un paseo. Su cabello juega con mi oxígeno y su estado me anima a correr junto a ella. Correr, hace tanto tiempo que tengo ganas de volar con los zapatos en tierra.


La tomo de la mano, sin temor ya. A nada, a nada. Ya no tengo miedo de hacerle daño, el sonido de nuestro sudor nos sonríe más. Le tengo confianza en este momento. Me tiene confianza en este momento. Honestidad impetuosa, Gastémonos hoy, y nada más. Nada más.

miércoles, 24 de septiembre de 2008

En una hora.

Su frescura y cansancio hacen de su cama, una cuna. Las semanas con ella dejan al despertador sin huellas.

martes, 16 de septiembre de 2008

Nuestras supuestas luces.

No recuerdan haber estado en ese lugar pero la madera tenía sus nombres.
Sus camas estaban frías y las cortinas estaban cerradas.
Se podían dar las buenas noches quince veces.
Las luces naranjas de los postes impedían la brevedad en sus mentes.
Ilógicamente era un instante bello. Inadecuadamente todo era cierto.
La memoria querida mía, es frágil.

Otra vez.

Se me hace difícil comprender el “amor” que ella siente. Ha perdonado muchas veces y cuando se siente amenazada no tarda en demostrar sus celos con palabras claras, con quejas, con amenazas, con lágrimas.

sábado, 13 de septiembre de 2008

Chau.

Supo que estaba enamorada. Ella no hablaba de primavera ni de mariposas, hablaba de invierno y de párpados. No cantaba de amor, tarareaba sin darse cuenta. Los violines no estaban, si, era ella. Las horas irrelevantes se irían para siempre y él no deseaba regresarlas… siempre dijeron que sería inapropiado. Que si alguien, quien sea, se encontraba con el amor “promiscuamente” deberían abandonarlo. Y ella deseaba con todas sus fuerzas ser abandonada. Ella.

miércoles, 10 de septiembre de 2008

¿Cuándo?

“Está de moda ser loco” me dijo. Quién mierda se cree que es para venir a hablarnos tan idealistamente.

lunes, 8 de septiembre de 2008

Coyotes.

Son buenos días. Junto a cuatro almas, comemos, inventamos, trabajamos, reímos, y soñamos. Son buenos días. Hay una calidez inmediata al regresar a nuestro círculo y nos hemos acostumbrado a masticar los caramelos más opacos. Aprendemos a silbar y a adivinar comerciales. Son buenos días. Las carcajadas ejercitan nuestros estómagos y nos quedamos dormidos con una sonrisa en la boca. Despertamos con una sonrisa en la frente y el cielo… es celeste. Son buenos días. Podemos emocionarnos con cada timbrazo en la casa, podemos apagar los celulares y mirar por la ventana. Son buenos días. Fueron buenos días.

sábado, 6 de septiembre de 2008

Año.

“¿Sabes?... a veces la vida deja de ser… ¡mentirosa!, y se vuelve… hipócrita.” (Me dijo con una sonrisa en la boca.)

Era una difícil situación. Cuando revise su expediente se me vino a la mente lo que me dijo mi madre. “Hasta el hombre más malvado, ama a sus hijos.” La familia en todo caso, era un punto de quiebre en los sentimientos de esos hombres. Sin embargo este… del que todos hablaban, había aprendido desde la adolescencia a odiar a sus parientes. Sus testimonios lo describen como un alma insana. Como un odio nacido de un cariño mentiroso. Este hombre no tenía a nadie. Sin amigos, compañeros, consejeros… ¿Podía realmente alguien vivir de esa manera?, ¿realmente alguien podía estar así de solo? Quizá estaba esperando a una persona… quizá escriba o llame a alguien. Y se, que no debo sentir lástima porque él sabe de nosotros. Él sabe que tenemos amor y eso no es bueno.

Madrugada tres.

Acababa de encontrar el cadáver. No creía que en realidad su hermano había podido hacerlo. Tenía hambre. Su esposa tenía mucha más hambre. No parecían motivos suficientes como para temblar. Tragar saliva. Y temblaba, temblaba mucho. Sudaba y su cabeza vomitaba en su poesía mundana. Si no lloraba ahora… corría el riesgo. Lástima que sus ojos siempre estuvieron secos.

Si.

No soy de enojarme con facilidad pero termine por pudrirme en intolerancia total. Abandoné por completo mi serenidad y mi juicio estúpido e inservible. Golpee a los que pude, patee a los más cercanos, los odie y grite como no lo hacía desde hace mucho tiempo, me importó un pimiento el cochino futuro, me importo una mierda las estúpidas consecuencias, era momento de disfrutar la violencia, la total honestidad y los placeres de la explosión interna. La energía se intimidó al principio pero una vez que el conocimiento me dejó en paz pude por fin embriagarme de lo que llaman injustamente, maldad. Ahora supuestamente herido, espero con ansias la próxima gota que colmará el vaso de mi carácter.

martes, 2 de septiembre de 2008

Nervios de por si.

No entiendo como pueden lidiar con esta situación, es todo. **Oye, tendrás que hacerlo. Somos de costumbre*** ¿De costumbre?... te, te refieres a que el hombre es un ¿animal de…costumbre?... ¿te refieres a eso?... jaja… uao… (una copa de ese licor confuso. Se sirve también) *** si, a eso me refiero *** Aja… escucha, no quiero acostumbrarme, no quiero… “adaptarme”. Háganlo ustedes, lo hacen bien. Yo no, no puedo con esto, ¿entiendes? No puedo. Eh… que… no quiero llegar a dejar de sentir compasión. ¡Esto no es normal! ¿Me entiendes no? …No quiero… entiende ¿si?... no… no lo haré. Mañana me iré por la mañana, y Erica me seguirá, la sacaré de este lugar aunque no quiera. Al carajo con todo. (Aplausos afuera) Vamos, van a bailar el vals ya. *** Bueno***

sábado, 30 de agosto de 2008

El poste de la cabaña.

Cuando caminábamos por la vereda me di cuenta de que habías abandonado el odio. Los diamantes en tus muñecas y el brillo de tu boca estaban lejos de la admiración en las personas. Tu cintura se sentía, por fin, cálida. La moralidad de tus antiguos engaños estaba de vuelta en casa. Y nosotros, abrazados, lejanos a la ermitaña ciudad, encontramos esta pequeña luz naranja. Y descansaste. Descansaste.

Suicidio número cuatro.

Susan se preguntaba si era el frío o el miedo el que hacía que su cuerpo temblase. En la oscuridad de la cuarta avenida, se encontraba agachada y tras un viejo auto esperando a que su vecino, se canse de buscarla.

Pablo portaba un arma sin balas. Lleno de odio caminaba lentamente por la pista intentado ver en la oscuridad. Su vecina, “la perra” como él la llamaba, no tenía un precio para él. “Te pagaré mierda. Que clase de puta eres, muerta de hambre, por qué no quieres trabajar, ¡te pagaré!” Ciertamente había decidido hacerle daño ese día.

“Es un enfermo… un maldito enfermo… lo vi…” Susan ahora intentaba subir al auto viejo. Podía ver como Pablo se acercaba, si corría, seguramente la alcanzaría y nadie estaba cerca. Nadie para auxiliar a una chica “trabajadora.” “Ábrete… ábrete…” Y la vio.

Pablo no tuvo que correr a velocidad, su vecina cojeaba. El arma le hizo una herida en la cabeza y ella cayó al pavimento frío. La noche tomó color en sus ojos. Susan perdió nuevamente la virginidad. Y nosotros nos enteramos recién hace una hora. “Pablo, Susan era una buena chica… tuviste que…” Tenía sida.

jueves, 28 de agosto de 2008

¿Ya basta no? ¿Ya basta no? ¿Ya basta no?

Los paréntesis se hicieron más grandes y ya no se le podía decir a la certeza: incierta. Había marcha atrás, se notaba. Tuvieron que pasar dos horas más para que se dieran cuenta de que la cordura dejaba de encapricharse. Frenar no era la opción divertida. Se habían acostumbrado a vivir entre toda esa putrefacción de un olor aparentemente normal. Se habían acostumbrado tanto que cuando un incomprendido tiempo hizo su aparición ya todo flotaba muy lejos de nosotros.

lunes, 25 de agosto de 2008

Testudo.

Ya se. Pero tengo tantas ganas de rendirme en este momento. De decir ¡mierda, ya no me interesa!... no de golpear, ni de gritar, nada más soltar todo… dejarlo todo, estirarme y bostezar frescamente. Sacarme los últimos conejos como si hubiera acabado con el problema sabiendo que no lo hice. Cerrar la puerta,…bajarme del vehículo,…subir a la “superficie”. Tengo tantas ganas de rendirme. De irme a dormir y olvidar todo, de escaparme, de reír y decir “adiós”. De tomar un café para no quedarme despierto… ya… ya se…

sábado, 23 de agosto de 2008

Puentes.

Tengo sueño y en la lista solo traje músicas “altas”, pero me pongo los audífonos (que por cierto son malos y duelen) para evitar la música chicha de la combi. Tengo sueño “puta mare.” Se sienta a mi derecha una señora con dos ramos de flores blancas, de esas para las cajas. Llego al siguiente puente, se baja. Un hombre gordo me pide permiso y se sienta a mi izquierda. Por alguna razón de marketing tergiversado el chofer sube el volumen de su horripilante música. Los pasajeros golpean las paredes del vehículo. “¡Ey! ¡Apúrate oye! ¡Ya está lleno!”. Perú. Los “llamadores” vociferan, mi música se vuelve fea, el gordo me empuja al sacar su celular. Un policía apura al chofer, A la espalda del chofer y frente a mí una joven muy atractiva me mira. El cobrador me pide el pasaje. Discuto con el cobrador. Miro a la joven y mi celular vibra, no llego a contestar. La joven ya no está. El chofer se detiene en otro puente. Mierda. Cinco personas suben, están paradas. Una señora se para a mi derecha y me mira. “Que… ¿quiere asiento reservado?... mmmno, para la próxima. Envejezca más.” Mi vibra de nuevo.

Claaaaaaaaro…

Pero si jugamos monopolio se nos va a pasar la hora muy rápido, y tú dices que quieres disfrutar del momento ¿no?

Permiso.

Se preguntaba si le había dicho que no le tenga lástima. Pero no podía evitarlo. Al verla utilizando el piano se le caían los ojos, inmovilizaba su mente y hablaba por hablar. No me interesa, era la sugerencia. Obsérvame un poco, era el chantaje. Se va, no quiere, quiere, no se va, muere, no se va, se va, no quiere que se vaya, que no llore, que la falta de preocupación sea lo suficientemente fuerte para aguantar dos horas seguidas. Que su imaginación… no le juegue sucio. Que las pesadillas no sean rencorosas y aparezcan, que su música no sea pendeja, que sus paréntesis soporten la tormenta. Y vemos ahora… que no la soportó.

viernes, 22 de agosto de 2008

Cuatro número. Lourdes.

…sígueme ¿no? Domingo el ver a voy te. Otro del uno el esperamos qué. Verano este de esperamos qué.

martes, 19 de agosto de 2008

Miedo de martes.

Como una expresión de un arte inventado. Sin didáctica… sin revancha. Lenta y putrefacta. Iluminada e irrecordable. Parecía haber salido de una sala de parto en la cual había leve muerte. Un remolino de serenidad bastarda. Un humor loco y agestado como el de mi difunta. Era una presión que publicaba un próximo infarto. Uno de placer. Uno sublime.

lunes, 18 de agosto de 2008

Punchauca.

Si me permite, señora, puedo sacar el cadáver de su hijo por el jardín y trasladarlo a la casa de atrás. Nunca hay nadie ahí, un pato, dos gallinas, nada que haga ruido como para despertar al vejestorio que vive ahí.

Está bien, dentro de poco será mañana, debemos enterrarlo, perdimos mucho tiempo con la gallina blanca, usted no debió ir por los huevos. Esta lampa sirve, si señora, no hay necesidad… si… bien usted fíjese que no venga ninguno de esos borrachos de allá. Allá señora. Que no vengan.

Demonios, si que me duele. No ¿está loca? Hable bajo por dios, es temprano pero el cobrador está muy despierto para mi gusto. No podemos bajar aquí, aquí la gente la conoce ¿no?... por si las dudas esperemos un kilómetro más. ¿Todavía me sangra la cara?

Estoy bien, no se preocupe, regrese a su casa, la venda servirá. No es mejor que no haya entrado a ese hotel de porquería… estoy bien aquí. Vaya nomás, no se preocupe. Que no se preocupe señora, en una semana la iré a visitar. Tengo amigos que me recibirán pero no pueden verme con usted. Con cuidado… vaya por la sombra.

Puta madre… esta venda de mierda. Esa señora no sirve ni para vendar. Y ahora este idiota…

Una cursilería bastarda pero ya sabrás pues.

Ahora mismo… me importa que estés haciendo. Ya se que no he mostrado interés en ti hace muchos meses, que me aborté de tu vida con una amargura no muy definida. Creí que pensaste que resulté siendo para ti un mentiroso. Luego, pensé que tú te echabas la culpa y me dije “ey, no estoy tan equivocado después de todo…” sin embargo, ha pasado tiempo. Tú sabes que ha pasado tiempo. Y te extraño. Es una roca lo que acabo de escribir, pero es cierto. Te extraño. Y lo escribirlo no solamente para decir que hice algo por disminuir mi preocupación. Tú preocupación. Nuestra… mutua.

*

Hoy no estuviste presente físicamente. Hace meses que no haces presencia ni si quiera telepática mente. Y creo que habrá tiempo de sobra para que siga preocupándome. Pero no preguntaré por ti. ¿Por qué? Porque no quiero. Aja… por eso. Pero, no te demores. Por favor.

Cardinales aficionados. (puntos)

No señores. El mundo es hermoso. Bello. Hay carcajadas ocultas en cada esquina. Hay pupilas enamoradas en los departamentos más insospechados (jeje). El mundo es bello… ustedes… quejones… no deberían entristecerse por cosas ajenas… o pequeñas tristezas… vamos… el mundo es increíble. Maravilloso… con cosas sinceras y lindas por ofrecernos. No hay que buscar mucho. Es el mundo y el amor… lo que nos multiplicó. ¿Ven? Somos muchos… y podemos ser felices...

Alto colega… permítame robarme su micrófono… por favor… ¡largo! ¡Sal o lo golpearé, ahora hablo yo! Señores… el mundo… no. No es bello… claro que no. Tengo cáncer al testículo y mi mujer me confesó que había contraído de su amante… …

Vivo… no se… El mundo es feo… malo… que ustedes rían de vez en cuando no significa nada. ¿Quieren saber que existe y que abunda en realidad aquí? La locura… y a pesar de que crean muchos de que es hermosa. No lo es. Nada más miren a su alrededor. Una vida muere a los ocho meses de nacido, solo porque su madre decidió meterlo en un horno microondas para deshacerse de él. Una organización pedofílica violadora de criaturas menores de cuatro años. Un hombre que dopa a su esposa para luego introducirle una escopeta en la vagina y * Un abuelo que busca los brazos, piernas de sus hijos y sus nietos entre los escombros después de una masacre bélica. Una joven que se arranca la piel porque cree que tiene imperfecciones en el rostro… un drogadicto pervertido que quiere convencer a un público de que el mundo es hermoso… un sidoso con cáncer al huevo que piensa hacerlos volar con dinamita. Así es señores… ahora, recemos, la misa… ha terminado.

- Perdón… es que cuando cago estando estreñido… al limpiarme, no mancho el papel.
- Mmmm… no me lo creo.

Lleno. Pero habían combinaciones mejores.

Champitas con yogurt. No es una de las mejores combinaciones después de un “corto” día de estudio. Es blando y frío; con un picante casi imperceptible, con un “me voy a llenaaaar…”, con un “no me va a entrar el cenaaaaaaa…” Es panaderamente rico, aunque no sea una de las mejores combinaciones, es panaderamente yogurtesco, aunque el frío del yogurt me haga estornudar… más o menos mmm… en dos horas.
Sí… y me llene para la cena. Sí… van a querer obligarme…

domingo, 17 de agosto de 2008

Tú eres mi plato.

Para que secar los platos si se secan solos. Además, no hay moscas en la casa. Las hormigas son limpias… claro, los invitados no. Y yo… jaja… mejor sequemos los platos.

viernes, 15 de agosto de 2008

¡Detesto ese olor!

Balayuns es una de las ciudades más mixtas en las cuales he vivido. Eh… pero ahora… se ha vuelto…mmm… no se… ¡fea! Ya sabes, los opositores a los placeres humanos se han reducido enormemente y todo el mundo parece vivir en un miedo… pleno. A y no es que no les guste…mmm.

Bueno, hoy muy temprano, en la cama aún, escuché la voz de mi madre apresurándome a que me despertara. Pensé que se iría a trabajar y quería que esté despierto… eso era bueno… tenía la casa para mí, y con un poco de suerte ella no regresaría hasta la noche... ...Pero de esto no se trata y no voy a escribir cosas que no vengan al tema. Quiero ser algo breve. (Siempre…)

En fin, con desagrado me enteré que mi padre me había solicitado en su trabajo. Su… trabajo. No soy una persona desagradecida. Por el contrario ***. El pagaba ***. Y yo tenía que ayudarlo. ¿Me desanimaba ayudarlo? Si.

¿Por qué? Era narcotraficante. “uuuu… narcotraficaaaante… uuuuu” Ser narcotraficante en Balaynus era como ser… no se… vendedor de… cereales. Cereales…
Y él tenía un negocio de cereales. Uno casi nuevo. Uno con un solo trabajador.

Lo que tenía que hacer era ir al negocio y… ver. Aja. Ver. Era una de las dos cosas que más odiaba. Ver. Y oler.

Mi padre saldría a entregar unos paquetes. Su trabajador se quedaría a cargo de la venta en el negocio. Y unos tipos iban a preparar la droga… “cocinarla” Mi función ahí era “fácil” (como no…) ver que no se robaran nada.

AJA!. Pum, pam, y pum! Entraron los cocineros, me quede viendo, minutos después, uno se metió un paquete de coca al bolsillo, yo llamé al trabajador de mi viejo para que lo detenga, otro de ellos le disparó en la cara, salí corriendo cobardemente con una pistola sin cargar en la mano, nadie me persiguió, me alejé hasta llegar *** y cuando mi padre llegó… ¡A que se yo que habrá pasado!

jueves, 14 de agosto de 2008

Cuenta.

Porque yo me puedo entristecer por lo que yo quiera… puedo sacarle una tarjeta roja a mis lágrimas si quiero… puedo sentarme en mis piernas y darme cuenta que he mentido sobre mi inmunidad a estos sentimientos repentinos. Di lo que quieras chatarra… aún choca… y no choca leve… ¿ya recuerdas?... las noches de dolores de cabeza regresarán… ¡regresarán! Y esta vez no tendrás el tiempo para planear algo… depende solo de ella. Que pena por la naturaleza caprichosa… que pena por la reina… ya estuvimos en este hueco… y como siempre… “no es asunto mío”… y si no lo es… ¿por qué tiene que dolerme?... estúpidos cargos… estúpidos mil veces. Ahora esto es de todos… aunque no quieras… y nos afecte (fríamente…) se terminó… esas dos palabras estaban ya. Ya.

miércoles, 13 de agosto de 2008

Y dije… mierda…

Y nuevamente nos quedamos solos. Nuestros mejores amigos se fueron ya a sus casas y dejaron su rastro en la nuestra. Acabas de terminar de sonreír aparentemente. Se que no quieres dejar de pensar en lo bonito que la pasaste hoy. Por eso te alejas. Vamos, no soportaría verte llorar… el perdón podrás olvidarlo…yo solo quiero bailar contigo una vez más. La música alta no despertará nuestro sueño, no despertará la lucidez. No, vamos, no quiebres la voz… no recuerdes, no me odies… si quieres, no me perdones nunca… pero esta noche… olvídalo por cuatro minutos, olvídalo, baila. Descansa tu cabeza en mi hombro y observa… que bien bailamos. No puedo evitar, y perdóname, decir que te adoro… es un capricho, no escuches, déjame creerme de veras que estoy libre de culpa hoy. Después… podrás ir a nues… tu habitación, después podrás llorar de lo amargada que estarás contigo misma. Me iré, y me creeré, como ahora, que aún no ha terminado todo… aún… aunque sea ya este, el último párrafo de la canción.

lunes, 11 de agosto de 2008

eLa.

Se apellidaba Malo. Le gustaba inyectarse en el brazo derecho y seducir a sus amigos en los tiempos de calma. Había aprendido en pocos años a defenderse de las multas y las penas que solían rodearla sin ninguna clase de “comillas”.

Tenía las ojeras más grandes que había visto Andrés en toda su vida. Sus pechos le hacían recordar a su joven prima fallecida. Su voz era amigable y aparentemente segura. Su caminada era un espectáculo únicamente para los que ya estaban sometidos a su pequeña telaraña mental. Sí… a Malo le gustaba la música con guitarras eléctricas… podía comer kilos de helado de menta y siempre resultaba ser una gran amiga en tiempos difíciles. Una amiga de verdad. Por eso… Andrés tenía una razón adicional por la cual odiar más a los tiempos difíciles.

Malo parecía estar resfriada… cuando sus oídos no escuchaban música.

Madrugada 2.

Tenía una noción de lo que era la velocidad mucho más minuciosa de la que tenía Malo. Además, sabía muy bien los peligros por lo que podría pasar su esposo en caso de que se supiera la verdad. Sabía que medidas tomar, cuando las debía tomar, y que reacción le esperaba. Por más inesperada que fuese. No se preocupaba. Simplemente, trabajaba.

Como lo hacían sus compañeros de la infancia en el puerto de Martian. Como lo hacía su padre sin importar que tan inescrupuloso sea su oficio con tal de llevar billetes a la casa… como lo hacía su profesora favorita en aquel recinto tan agobiante y oscuro en el que ella estudiaba. No era cuestión de pensar. Eso era lo último que tendría que hacer…no podía darse el lujo de imaginarse pensando en las distintas posibilidades que le ofrecía aquella supuesta sucursal de la derrota humana. ¿Ya se dan cuenta de lo estúpido que resultaría pensar en esos momentos?

La madrugada llegaría en cualquier momento y la manosearía a su antojo. Las compañeras se alejarían a sus casas. Las tareas hablarían por si solas… la noción se haría menos grata… y la velocidad… sería eternamente… de nuestra protagonista.

jueves, 7 de agosto de 2008

Agua.


Bajo el agua las imágenes se volvían tan innecesarias…la acostumbrada pequeña conversación se volvía casi telepática. Y claro, la noción del tiempo era nula… el espacio… cómodo… la falsa naturaleza… bellísima. Los ojos de ella… tenían lo que parecía ser…cansancio… mi cansancio… …sus hombros… leves… su cintura… muy armoniosa… sus pechos… ya no eran “aburridos”… sus manos… ya no necesitaban ayuda… su voz… no la oía, claro… pero es que su voz… su voz…

Bueno.
Esa realidad tan bella… llegó a acabarse. Tarde o temprano… teníamos que regresar al auténtico sueño. Al frío sueño… a la despedida… y al tonto amor…

viernes, 1 de agosto de 2008

Lineas blancas.


Los audífonos estaban malogrados y creía que podría escuchar la música en su cabeza sin mayores problemas. Equivocación casi total. Frente a la carretera, camino hacia donde parecía ser adelante recordando que aún le dolía el cuerpo. “Nervios…”


El primer día que estuvo en ese lugar aprendió su noveno carácter. El segundo día, lo había olvidado. El tercero, no aprendió nada.

Bueno,
era de noche en ese momento y no se había acostumbrado a fingir para si, que el frío no afectaba. Era momento de correr… no lo hacía desde la infancia. Al correr ante la gente tenía la extraña sensación de que se burlarían… no lo hacía como dicen las reglas que debería hacerse. Entonces, sin más que pensar, excepto en lo genial que sería intentarlo, corrió. Corrió mucho… podía sentir que el viento entraba a sus oídos y escuchaba la música que la madre de todos tocaba, ahora, para su mente.

Y los postes le luz le daban ánimos a cada paso, las líneas borrosas en el pavimento le decían que su velocidad era de una armonía insuperable. La tierra simplemente descansaba… creyó que su corazón se detendría… y se sintió feliz, sintió inseguridad endemoniádamente cargada de una felicidad bella. Pero el cuerpo le dijo que era hora de detenerse… con la promesa de futura alegría. “Promesas…”. Fue entonces cuando se animó a recordar que tenía dinero en el bolsillo. Y resultó, que no había aprendido nada.

sábado, 26 de julio de 2008

Los Mivitas del sur.

Semoc recorrió casi toda la ciudad antes de encontrar su albergue. Y al fin entre la niebla pudo divisar a Niara. En la esquina de una calle, en la entrada de una casa.

Entró y Niara lo siguió, le preguntó que había para poder comer. Y fue en ese momento en donde Niara se sentó en la mesa y comenzó a llorar. Era un llanto de esos que no se podían parar fácilmente. Tandro, al verla por varios segundos le preguntó que era lo que le sucedía.

Sin embargo Niara no contestó, siguió llorando. Tandro un poco malhumorado le ruega que por favor le cuente lo que le pasaba, no entendía en absoluto por qué repentinamente se puso a llorar. Le siguió rogando hasta que tuvo que amenazarla para que hablase. Al fin, Niara dijo. “Semoc, tu amigo leal, ese idiota al que le decías hermano, ha venido aquí antes que tú y me a querido violar… Yo he gritado, pero él me a amenazaba con asesinarme.”

“Pero… de que hablas. Miserable perra, tú eres una de las peores mierdas que he conocido en este país…”

Al oír esto, Niara llorando ahora de amargura, se levantó de la mesa y golpeándola con las manos le dijo gritando. “No me hables de esa manera, maldito asesino, ¡puerco!, deberías agradecer lo que hago por ti. Pero no, me humillas, me llevaste al bosque a tener relaciones contigo y dos de tus amigos. ¡Perro! Ojala y te asesinen en una de tus batallas. ¡Cobarde!”

“Niara… dame algo de comer quieres.” Y tocaron la puerta. “¡Quien!”. “¡Tandro!”

&.

Se llamaba Isabel. Y hablaba estupideces para parecer de aquí.

viernes, 25 de julio de 2008

¿Cañita? …¿no?... bien.

Al despertar de su sueño, no abrió los ojos. Siguió así un momento seguro de que le faltaba mucho para llegar a su destino y volvió a dormir. Despertó nuevamente y se detuvo a pensar de manera casi consciente en la posible realidad que lo rodeaba. Abrió los ojos…

Lo cierto, era que en el camino había despertado muchas veces, pero se limitaba a seguir con los ojos cerrados. Para que abrirlos decía. Si aún faltaba mucho…

Al llegar vio que debería detener todo cuanto antes. Observó a su alrededor. Sin duda, había llegado demasiado lejos. Al frente, montañas solitarias, selvas negras y caminos inciertos le decían que se encontraba en soledad. Y decidió regresar sin saber como lo haría.

Ayer tocó mi puerta. Le serví un vaso con agua. Pero… a pesar de su sed, no lo dejó vacío. Puso el vaso, aún con la mitad de agua, en mis manos, me agradeció con sinceridad, y siguió arrastrando los pies por el camino… Tenía los ojos cerrados.

Cuando regrese, si decide hacerlo, ...le tendré preparada una cañita. Pero en realidad quisiera que no llegara a usarla.

jueves, 24 de julio de 2008

Neuronas de humano.

Se perdieron y como me dijo el profesor de biología, no regresarán. “Por eso cuídense del alcohol” decía. Es difícil que las extrañes simplemente porque no quieres aceptar que se fueron. Porque te sentirías como un tonto o quizá hasta un atrasado mental. Y luego te esfuerzas en usar las que te quedan, porque no te queda de otra lastimosamente… no se... Se fueron. Y las que quedan se hacen las importantes. Malditas culpables.

miércoles, 23 de julio de 2008

También un cargador de celular eh.

Que hay por aquí a ver… un CD dentro de una bolsita transparente, una calculadora, una melada, un MP3 con la tapita de un USB, una pila ya sin energía, un verde, un mouse nuevo, una hoja pequeña pegada en la pared, una lámpara y una goma con la tapa atrofiada. A sí, y un criticastro con sueño.

martes, 22 de julio de 2008

Calvo. Calvo.

Hay un personaje verde y calvo con traje amarillo que me está observando desde hace más de dos horas. Él cree que no lo puedo ver debido a que soy una persona. “Es ilógico” debe pensar el muy chismoso.

viernes, 18 de julio de 2008

Brenda.

La encontraron ayer. Mariano se quedó maravillado, realmente ella no sabía lo que tenía. Además era hermosa y le apetecía besarla de manera tranquila. Cielos, ella era la mejor solitaria que había visto en la mejor telaraña.

Radio roja.

Radio cuadrada y roja. Suelo limpio, trapeado. Cortinas transparentando la oscuridad de las casas aledañas. Una mesa de plástico blanca, una maquina de coser. Una melodía casi antigua… unas almas ajenas, aunque, por naturaleza.

La adulta. Sentada al filo de una silla nueva… tenía amaestrado al corazón… aparentemente. Debería esperar la llegada de uno de sus más grandes fracasos, del más grande. Debería esperar… sin respirar, sin palpitar, sin sangrar... Tan solo escuchar… y coser… coser… Que las partes de su alma restantes…no la iban a ayudar.

Patines.

Ahora se pasean por la gran ciudad. Están condenados, pero les interesa un pimiento. Dan vueltas en patines rodeando las piletas más grandes del lugar. No se detienen a insultar a otros peatones ni a golpear levemente a los automóviles. Ya no están solos. Tienen un momento y el momento de disfrutarlo era aquel. La infinidad de tristezas antecedentes en sus vidas, se decidieron olvidar. El cielo es celeste, y así se quedara por lo menos, un para de horas más.

A lo mejor, en una de las esquinas vean a la tristeza pidiendo por su ayuda, la caridad… en dos horas. Ahora, rodean las piletas. Que gusto, es verdad.

jueves, 17 de julio de 2008

Sin.

No le habían pagado… ni un centavo… ni un centavo… regresaba a su departamento… hambrienta… sin nada en el estómago… sin nada en el cuerpo… vacía… y no le habían pagado.

Ahora subía las escaleras por su propia cuenta y los reflejos ya se hacían oscuros. Pena. Dolor… de ambas clases. Se había muerto… por qué se había muerto. Ella lo había cuidado tan bien… tan bien… no fumaba, no inhalaba… y hasta leía. Y aún así… se murió… se… murió… por ello… no le pagaron. Que rabia sentía la pobre… lastimosamente… sin niño… no había dinero… sin dinero… no había. Y el vientre… es vientre.

Ya pues.

La fotografía salió en blanco y negro. Salimos alegres, pero nos mostramos tristes. Tanta decoración… tanto discurso. Ya lo sabíamos todo ¿o no?

Queríamos que terminara rápido. Queríamos estar lo más antes posible en nuestra habitación. Sin embargo la gente seguía hablando y las miradas se posaban en nosotros. Ah… el matrimonio esperado… resultaba ser tan… disolvente. Terminó… y no me acuerdo de las despedidas, no me acuerdo de lo gratificante que fue dicha culminación…y ahora vemos las fotografías, la fotografía de blanco y negro que nos tomó tu sobrino… …es cierto que antes estabas más hermosa…

CLAC.

- ¿Linda? Pudiste llevar el dinero…

- ¿Gustavo?

- No… Héctor…

- A quién se lo llevo…

- Eh… esta bien, mándamelo a mi.

- Uy… momento, voy a hacer pis y vuelvo.

- …bien… bien…

- Espérame jojoooo

- …

- …

- …

- Mier…

- ...Tómate un taxi, yo lo pago aquí ¿si?... Demonios… es que tengo

- Tú lo pagas

- Sí, bueno ya te tengo que cor…

(.)(.)

- Oye Linda, soy Héctor… ¿sólo tenías que entregar el dinero?

- Sí… no se por qué lo quieren enviar, voy a averiguar que sucede. Oye, discúlpame hoy la falla… no sabes, se murieron mis tías… me quedé en chock con la noticia.

- Ah…

- Héctor, te puedo llevar el dinero en… ¿dos horas?

- Está bien, no te preocupes, voy a estar en casa.

- Ya genial. Voy. Cómo vas a hacer con el cadáver…

- El muerto es por persona. Tienes que llevar el tuyo mañana Linda…

- ¡Mieeeerda! Me olvidé… maldita sea… tendré que pedir... tu crees que…

- La verdad…

- Está bien, no, no te preocupes, voy a llamar a Pablo. ¿Cuelgo si? Un beso, adios.

- Cuídate, nos vemos…

(.)(.)

Comedor.

Podía llevarlos por un camino tranquilo mientras se recostaban en el sillón y un sol cansado y anaranjado les caía en los ojos llorosos. Pero ahora que no hay muchos me pregunto si debo dejar que la oscuridad se aparte… tienen miedo, se nota. Simplemente no se que hacer con los que sobrevivimos.

Muchos se acercan a la ventana y observan a las diminutas personas de miradas… perdidas… a las palomas atractivas.

Ahora… se puede llorar sin remordimiento… ya que… ya… que… …quedamos… muy pocos…

Aquella conejita clara.

Conejo que no salta, pólvora húmeda es. La música ya sonará en tu cabeza oh belleza clara. Los días de tus promociones corporales terminaron para los de barrio. Del negocio de tu amor ya solo me quedan dos fotografías y un colchón. Decenas de palmas te extrañan princesa gris, incluidas las de tus hermanos.

Sé que tu vida no fue cómoda, pero el negocio de tu amor nos importaba más en el fondo. Por qué crees entonces… Que tristeza por nuestra conejita clara.

El carpintero de las maderas podridas te tenía de excusa. Tu madre sabía que la pagabas por ella. Mientras los de la cuadra más cercana abrimos paréntesis y justificamos a nuestra heroína. Es que nos haces falta princesa. Nos haces falta. Vendrán otras, pero difícilmente vendrán como lo hiciste tú.

Sé que tu vida no fue cómoda, pero el negocio de tu amor nos importaba más en el fondo. Por qué crees entonces… Que tristeza por nuestra conejita clara.

Ahora desamparado de tus extremidades vago por las nubes más bajas de nuestro casi negro barrio. Llevo tus fotografías en la mochila por si muero. Y es que quiero besarte a ti de despedida. Oh si me haces falta no tan disimuladamente. Se supone que uno debe enterarse… pero admitámoslo. Nunca quisimos ¿verdad? Y ahora los billetes… de que sirven.

Sé que tu vida no fue cómoda, pero el negocio de tu amor nos importaba más en el fondo. Por qué crees entonces… Que tristeza por nuestra conejita clara.

Sé que tu vida no fue cómoda, pero el negocio de tu amor nos importaba más en el fondo. Por qué crees entonces… Que tristeza por nuestra conejita clara. Nuestra, nuestra, nuestra conejita clara.

Día de noche.

¡Día llegó! Todos se esconden de las prisiones en el pavimento de colores. Con paciencia. Paciencia. ¿Ni tanta verdad?... vamos por alcohol. Alcohol del bueno bueno.

La preciosa muchacha se ha puesto a gatear entre la atmósfera vertical. Las percusiones se oyen desde lejos... Vamos por imaginación decidida. Imaginación decidida de la buena. Vamos por la muchacha. El baile se vuelve más feroz, no hay que pensar en el no pensamiento. Vamos por vientos frescos. Vientos frescos… de los bien frescos. El pavimento lleno de espasmos viene hacia todos. ¡Viene hacia todos! ¡Todos!... ¡vamos por los ombligos! ¡Vamos por más pavimento! Y que el pavimento vaya por el vamos.

Que la noche, noche no es.

miércoles, 9 de julio de 2008

Pérdida, ´.

Había una vez. Un gusano perdido. Había. Perdido. Gusano.

Perdido, pero buscando. Buscando, pero no tanto. Buscando. No tanto.

Una lombriz, una oruga, una mariposa, otra lombriz, y el gusano. El gusano, perdido.

Perdido porque era un gusano. Y nos damos cuenta de que un gusano, estará siempre perdido. Un gusano decidido es un gusano. Yo encontré una vez al gusano. Era inútil tratar de que él encuentre. El gusano estaba perdido. Perdido. El gusano llegará un día, o algún tiempo. Pero verá que seguirá perdido, en otro lado, pero perdido. Ni la lombriz, ni la oruga, ni la mariposa… ni si quiera la otra lombriz, lloraran. Que pena por el gusano “”.

Desagüe.

Tenía miedo. No debería, él debería causarlo, no sentirlo. Todos habían abandonado la mesa. Empalados. Deseaba en ese momento que sus víctimas aún estuviesen con vida. Con vida, para preguntarles si lo que él veía era real o si era fruto de un organismo corrupto y sucio. De una perversión pervertida por los mismos demonios. De una locura con ganas de llorar. De las carcajadas alcoholizadas y drogadas. De las visiones putrefactas de tantos años de fiel crueldad. El castillo, teñido del más cochino rojo, temblaba tímidamente por pesados segundos.

Las últimas escaleras, plagadas de nervios y dientes, dejaron de tener fin. Ahora nuestro somnoliento protagonista perseguía la poca cordura que le quedaba. Tapándose las orejas con todas las fuerzas de su obtusa realidad, caminaba hacia su puerta principal. Caminaba con rapidez. “No veas hacia las ventanas”, en ellas la esquizofrenia se acumulaba brutal y abusivamente. “Sal, sal de la casa, sal…”

Los pedazos de una última víctima gritan… demasiado tarde. Nuestro desesperado protagonista… ya se encontraba bebiendo sangre de su propia mano.

Catherine.

Las cinco amigas corrían alegremente. Gritaban entre ecos, y reían al verse reír entre ellas. Los árboles ya no las podían ver, y es que ellas corrían alegremente porque se habían alejado de sus penas unos cuantos kilómetros. Sabían que esta era la primera y última vez en que podrían alejarse tanto… estaban tan jubilosas. De pronto una cayó… pero no llegó a acomodar sus ojos hacia el cielo. La segunda cayó y se quedó viendo los vestidos de sus compañeras de alegría. La tercera corrió con todas sus fuerzas, dando las carcajadas más estruendosas que pudo. La cuarta retrocedió entre risas, pero al no querer mirar hacia las primeras, sus lágrimas se trasformaron en las últimas palabras. La quinta, la menos jubilosa, corrió asustada en el sentido contrario. Cerró los ojos, siguió corriendo tropezándose lo menos que pudo. No iba a llegar… no iba a llegar… sentía que las pantorrillas le quemaban, que el cuello se le entumecía, corría lo mejor que podía, pero su cuerpo parecía una estaca en tiempo… a los pocos kilómetros, escuchó una voz… se estremeció y dejó por fin de reír amargamente. Arrepentida… pudo ver a la tercera morir en su presencia, y quiso reír de nuevo.

Ex mortales.

Estaban acostados en el pequeño mueble claro. No era necesario esperar a que el tiempo los apure y les susurre que no podían aguardar al sol. Eran unos cuantos cuartos de hora más… unos menos. Iba a cesar. Llorar era muy adecuado para ella. Observar el techo lo era para él. Mientras más emociones se podían acumular quizá sería mejor… más emociones, más… no tendrían otra oportunidad para abrazarse de la manera en que lo hacían. De entristecer con una sonrisa te título: momentánea. El título al que odiarían, como todos los seres lo hacemos, todos. Y al que buscarían hasta encenizarse mutuamente.

***

Y el mueble pequeño y claro ahora estaba vacío, abandonado por ambos. Él se suprimió. Ella simplemente lo dejó entre las tinieblas de aquel espacio. Creencias malditas, malditas, mil veces malditas… pecho piadoso, piadoso... y aún con residuos de lágrimas satisfechas. Así, de aquel microscópico pedazo de tiempo y música, nació lo que llamamos, vida.

¡La rata asesina! Muajajaja…

El hueco de las ratas estaba tapado tan solo con una placa metálica. El desagüe era demasiado ruidoso… tocaba el piano, pero se seguía escuchando el desagüe, pero no a las ratas. Por fortuna… porque odiamos a las ratas. Y esa manera de comunicarse tan horrible… Cerramos la puerta, y el desagüe se seguía oyendo… poco… pero se seguía oyendo. De repente, nos dimos cuenta que si cantábamos y tocábamos el piano no lo escucharíamos. Los cantos nos alegraron la noche. Sin embargo, al voltear a ver la puerta, pude ver, sintiendo un miedo extremo, que una rata estaba con nosotros.

¿Casi?

Sentado en el frío, cercano a una leve fuente de luz... pensaba en cuando fue la primera vez que pensaba de esa misma manera, pensaba en su pensamiento, en su evolución… es un extraña frialdad… en su compasión. Ahora, como muchas veces, no podía darse cuenta. Por eso se sentaba. Por eso se sentaba en el frío. Ya no tenía comunicación alguna. Era, casi el fin, casi…casi. Bastaban solo horas seguramente. Ya no iría contra la voluntad de su imaginación. Riesgo, extrañamente, le importaba… aún así… ya casi era el fin… y valía la pena. Valía la pena pues tomarse por sorpresa, asustarse a si mismo, buscar esa falta de explicación. Sí… en vez de sonreír, podría esperar a que alguien esperara que sonriera. En todo caso, ¿era casi el fin no?... ¿solo faltaban horas no?... y vio que… sin darse cuenta, las horas habían dejado de faltar… hace mucho, mucho tiempo.

Pesadilla muda.

Hay que salvarlos… por favor… hay que hacer algo… ¿Qué no se dan cuenta?... él está en lo suyo… ni si quiera nosotros sabemos en que está… mucho menos ellos…

Por favor… que acaso no me oyen… no hagan de mi petición una pesadilla muda. No lo hagan. Ustedes son algo más que eso… ¡somos más que eso!... vamos… no los hagan llorar… tan solo… ¡mírenlos!... allá no solo hay pobres, muertos o injustos… hay también malvados con pesadillas atormentadoras… sé que me oyen… ¡sé que no sueño!

Por favor. Obsérvenlos y verán su sufrimiento. Sabemos que son millones, y aunque les parezca algo… …por favor… cada uno es… cada uno… …escúchenme… yo no puedo solo. ¿Verdad?... no puedo… ¡vamos!... ¡ellos no están nada bien!, ¡ayúdenme a ayudarlos!... no esperen a que “él” se digne en darse cuenta… “él” está en lo suyo… y no sabemos… no sabemos… ¡qué esperan!... ¡escúchenme!, ¡escúchenme!... ¡escúchenme!... ¡es por ellos… quítense la envidia! ¡Quítensela!... ¡qué somos!, ¡qué somos!... ¡ayuden!... ¡somos ángeles!, ¡somos ángeles!.... somos… somos… somos ángeles… … ¡no puedo ir yo solo allá abajo!… ¡son millones!…

Y el ángel despertó… y lloró en seguida. Miles de años después…volvió a soñar…

Normal… Eduard.

Un cuarto para las seis. Espero frente a un semáforo con luz roja. En el asiento de mi derecha, hay una bolsa con el desayuno de hoy. En el asiento de atrás, un perro de peluche enorme.

Seis de la mañana. Estaciono el auto frente a mi cochera. Antes de entrar a casa sonrío y pienso en aves sobrevolando el mar… en una taza de café no muy cargada…

Seis y veinte. El desayuno está servido en la mesa. En la pared… la fotografía de mi esposa parece iluminarme. Marco, mi hijo, acaba de cumplir nueve años. Aún está descansando. Quisiera que me acompañe a desayunar, pero es domingo… Él es un buen estudiante…

Apago mi celular. Sé que Melisa me llamará en cinco minutos. Me llamará aún sabiendo que he apagado mi celular. Ella sabe que estoy triste… nunca se lo digo… pero... que mierda, ella lo sabe. Mi esposa ya no vive con nosotros. Se fue, y Melisa me hace compañía de vez en cuando. Nunca la traigo a casa, Marco se incomodaría… uno sabe que es lo mejor para su hijo.

El sol afuera está a “todo dar.” Quisiera no ir a trabajar. Estoy cansado… mis compañeros, bueno… no muchos se llevan de maravilla con un hombre de casi sesenta años. No me quejo… pero es que…

El café se enfrió de nuevo. Supongo que prenderé el celular… no… luego iré a verla. O mejor regreso temprano a casa… Quizá mi hijo quiera contarme algo… la verdad lo que me cuenta no es nada entretenido. Me siento viejo sin mi Vanesa… ella me quería tanto… bueno,… a quien le puede interesar las quejas de un casi anciano. Ya es hora, a trabajar nuevamente… los edificios no se construyen solos…

Una tarde naranja gris.

De las nubes caía popcorn y en la calle eran las seis de la tarde. Una tarde naranja gris. Un anciano robot aún se acurrucaba bajo el techo de su casa. De pronto creyó ver a Damra. No. El oxidado y senil robot miraba confuso las páginas verdes del libro familiar. Ahora estaba deseoso de no controlar la belleza de su ira. Damra se había ido con.

Eran celos, no cabía duda, eran los mañosos celos.

Pensó el viejo robot, como podría asesinar a su ser mas amado, Damra. No se le ocurría ninguna manera realista de hacerlo, así que optó por golpearla o cortarla con algún objeto de la pertenencia de su víctima. Pero… Damra… no le había regalado más que una botella de vino. ¿Serviría?

Serviría. Un vidrio azul de gran tamaño podría cortar las venas de Damra. De su Damra. Bajó las pequeñas escaleras. Su reja…

Afuera, era cierto que las nubes lanzaban popcorn, las calles estaban infectadas de tiza amarilla y neuronas incoloras. No había por que quejarse.

Llegó. Su centro de trabajo. El anciano y prostituido robot llegó a su centro de trabajo. Anfitrión de “las orgías bajo el cielo”.

Rápidamente se vistió. Damra en un rincón ya se encontraba sin prenda alguna.

Las paredes tenías almohadas gigantes, y había algunos inodoros en las siete esquinas del antro. Pasó mucho tiempo para que los celestes ojos del anciano robot se cruzaran con los de Damra. La música no era la correcta, pero no perdería su oportunidad. Sin embargo Damra escupió en su cara, grasa, excremento y vacío. Bueno, nuestro protagonista le corto el cuello. Su sangre… sin comentarios. Se sintió tan odiado…

Así que observado y con sangre en sus circuitos presentó su carta de renuncia. Su jefe le pide una última sesión de sexo, y el anciano robot se quedó para nunca más volver a casa, con Damra, con la ex Damra.

Bonita.

Es como una gota de agua no tan limpia, una gota de lluvia, eso es. Una gota que cae del cielo, de las nubes más irritables. Una gota que se cayó en el barro, y junto a mucho lodo, es difícil hallarla. Cuando haces contacto… te sientes alegre… pero no te sientes completo. Ella es así. Como esa gota en el barro, una gota perdida. Una gota, no limpia, una gota que no se debe purificar, una gota que quiere ser lágrima, pero nunca lo será.

Piano un, dos, tres, un.

Estaba por encontrarlo… el espacio se hizo, por un tiempo,… perfecto. Su mujer adorada había salido por la puerta trasera. La luz de las ventanas tenía sabor… sabor…

Una nota musical… el color de los párpados… esta vez… totalmente…irrelevante.

Droga… y… alegría por…. Si. Por estos segundos. Ahora se veía feliz. Se veía armonioso. Si, eran las cuatro de la tarde. No, no había preocupaciones. Podía estar lloviendo, y no existiría humedad. Humedad, la palabra se parece desequilibrar al compás de la felicidad en aquella habitación. En aquella habitación… de pronto, darse cuenta… de que aún estaba encerrado.

Despierta, borra esos dientes, todo esta vez está pasando rápido. La luz sigue ahí, pero no se puede ver… las notas aumentan, las notas toman velocidad…. Incomodidad…. Y… ahora la tensión es menor y el peligro mental puede asimilarse con facilidad. Lápices sin punta, borradores impuros… bla, bla, bla, bla. Es totalmente inconciente de lo que puede suceder en tal estupenda coordinación de su ser. Armonioso, descarriado, puro… y a un paso de la putrefacción. Si, falta mucho camino y se tienen que cerrar los ojos… se tienen que cerrar… porque es enero… porque es la rudeza encarnada….

Saltos de espalda. Golpes frontales. Suspiros como grandes hipos. Piernas extasiadas. Cuerpo poseído por.

Si, era enero…y las notas caen… suben y caen… como la humanidad cuando juega en el patio del vecino. La última, diez segundos…. La última. Una almohada.

Fin, fin, fin, fin, fin, fin, fin.

martes, 8 de julio de 2008

El sombrero azul.

Arma en la chaqueta, bastón en la mano. Tim se comió la última hamburguesa de la mesa de su hermana. Se puso el pequeño sombrero azul y humedeció su rostro. Dijo adiós, dijo hasta luego.

Las escaleras débiles lo sienten presente. La gentuza lo saluda. El perro amarillo le ladra, el perro verde le ladra. Verde y amarillo es el camino, es de mañana, y el bastón brilla. Arma aún duerme.

Pocas cuadras, pocos ojos, qué pues, son las seis de la mañana. Se aleja de los mañaneros, se acerca a la gente. Toca el timbre número uno.

Hola que tal, alo Tim, hola que tal. Como están ustedes, yo soy Tim, él es Tim. Donde está J.P. preguntaba. Arma dormía.

Caminata apurada en el pasadizo, se siente la música, la música, oh… Bastón en mano, el bastón en mano.

Au… sangre en la cabeza, au… sangre en la cara. Au… me gusta tu rostro ahora. Tim empieza a sentir que aún está ebrio, que no comió la hamburguesa, oh, ahora golpea. Nadie puede contra él. Nadie puede puede puede contra él. Nadie puede puede puede puede contra él. Palmadas que sombrean a la música. El arma duerme, pobre, son las seis de la mañana, esta todo bien. Oh, está bien.

Temprano.

Ella aceptó la pequeña flor intocable. Los columpios indecisos aún parecían estar quietos. Pablo buscó entre los papeles de su descocido bolsillo hasta encontrar el anillo. Jacqueline se acomodó lo que le quedaba de cabello y se quedó observando la lejana montaña azul. La arena y el vidrio en sus manos ya no le incomodaban. Los ojos de Pablo la encontraron. Sus brazos, los cuatro, se esforzaban por mantenerse casi juntos. “Un…” no Jacqueline, sin palabras… Su anular era muy delgado para la vieja joya. Los cuatro ojos se volvieron nuevamente a la montaña azul. No encontraban palabras, y dejaron de esforzarse por encontrarlas. Era su tiempo, su lugar, sus columpios, sus árboles, su montaña… Aún había un pedazo de mundo para una muy joven pareja de cadáveres. Para un primer, temprano y último amor.

Era su momento, antes de que les llegara un juicio irracional. Sí, se habían encontrado. Habían caminado el pequeño corredor del destartalado autobús. Habían bajado y por fin llegaron sin preocupación alguna a un parque. Un parque con eso que ellos ya no poseían pero anhelaban poseer, vida.


***


Pablo estaba sentado con su madre. De su asiento, podía ver a la niña más hermosa que había visto en su graciosa vida. “Y qué si me paro y voy a hablarle… antes de que el autobús llegue a.”
Los ojos de Jacqueline estaban hospedados en sus rodillas, pero vivían en Pablo. “Me está viendo… ¿se habrá dado cuenta de quién soy?... ¿Se habrá dado cuenta?…”
La vista del conductor de aquél autobús, ajena a un destino con vida, se perdía…
“Como se llamará… si fuera mi novia le regalaría… …ese anillo” Pablo veía el anillo de una mujer cercana a él.
“Me está viendo… ¿se habrá dado cuenta de quién soy?... ¿Se habrá dado cuenta?…”
La vista del conductor de aquél autobús, ajena a un destino con vida, se perdió…
Los diversos cuerpos, pasajeros de aquel vehículo dejaron de funcionar sin siquiera percibir la brisa de sus conciencias. El despertador de la muerte tocó… Pablo y Jacqueline decidieron escapar aunque sea por unos minutos… “Espérame afuera… que voy por un anillo”

martes, 17 de junio de 2008

De los trompos, a los trompos.

Dan vueltas… vueltas… vueltas… esos incrédulos. Si, están juntos ahora, duermen allá… duermen…dicen ellos. El insustancial sentimiento me invade y me encoleriza. Ya se para qué no tengo que preguntar sobre eso…eso pues. Nada dejé, Y mañana, mañana se entrega, disculpa, disculpas, muchas a los que creen en. En pues. Que importan los incrédulos que dan vueltas, allá afuera el mundo se acaba. Se acaba pues. Aunque,… no… ni modo, se acaba pues.

lunes, 16 de junio de 2008

"938…"

Lavándome los dientes, me vi en el espejo y pensé. En. Escribo en un papel nuevo y un audífono no funciona… ya no te pienso, ya para qué, me digo. Un vaso resentido, un vaso tonto. . Te extraño de vez en cuando. Observo mi casa, pienso en ti… nunca tuvimos lo que se debía tener.

Que importa ya el espejo, que importa esa “pasta dental”… ocho números… incongruencias telefónicas. Llamo, y me convenzo de que no lo hice. Que puedo decir… ¿ya veremos? Exacto.

Ni la más mínima idea… no se si estás borracha… no se si estás con cólera…. Es lo más probable,… te quiero mucho, pero no lo digo de verdad… lo sabes. No lo digo de verdad, lo sabes.

Sueño extraño… y es porque en realidad no lo hago… me arrepentiré de haber escrito esto, me arrepentiré de haberte mandado esta cojudes al buzón,…me arrepentiré más.

No te quiero… pero necesito ese beso tuyo, una mirada, esa de las estúpidas… una respuesta abierta… el “te amo” nuevamente.

Ya, lo siento, no me acuerdo de mi número, pero se cuál es la dirección de nuestro llanto ¿nuestro llanto? Te quiero… pero olvidémoslo hoy. Olvidémoslo mañana. La.