martes, 8 de julio de 2008

El sombrero azul.

Arma en la chaqueta, bastón en la mano. Tim se comió la última hamburguesa de la mesa de su hermana. Se puso el pequeño sombrero azul y humedeció su rostro. Dijo adiós, dijo hasta luego.

Las escaleras débiles lo sienten presente. La gentuza lo saluda. El perro amarillo le ladra, el perro verde le ladra. Verde y amarillo es el camino, es de mañana, y el bastón brilla. Arma aún duerme.

Pocas cuadras, pocos ojos, qué pues, son las seis de la mañana. Se aleja de los mañaneros, se acerca a la gente. Toca el timbre número uno.

Hola que tal, alo Tim, hola que tal. Como están ustedes, yo soy Tim, él es Tim. Donde está J.P. preguntaba. Arma dormía.

Caminata apurada en el pasadizo, se siente la música, la música, oh… Bastón en mano, el bastón en mano.

Au… sangre en la cabeza, au… sangre en la cara. Au… me gusta tu rostro ahora. Tim empieza a sentir que aún está ebrio, que no comió la hamburguesa, oh, ahora golpea. Nadie puede contra él. Nadie puede puede puede contra él. Nadie puede puede puede puede contra él. Palmadas que sombrean a la música. El arma duerme, pobre, son las seis de la mañana, esta todo bien. Oh, está bien.

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