martes, 2 de febrero de 2010

Estar.

Mareado y con nauseas de pensamientos de etiqueta barata corrí a duras penas hacia el muelle a dar un brinco. No me recuerdo en el aire… Dentro del poderoso y amable mar estaba todo confuso, la sangre aún brotaba de mi rostro. Quería imaginarme alguna canción para mi momento de muerte pero el pánico se apoderó de mí al dejar que mis pulmones se inundaran de mar. No podía abrir los ojos como en mis películas preferidas… Nadie me veía y nadie se compadecía… nadie se emocionaba. Hasta el fondo Miguel… hasta el fondo… no sabes nadar, no sabes pensar. Sabes temblar, sabes desesperarte ¿Sabes? Esto es estar.

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