miércoles, 15 de abril de 2009

Timbrar.

El celular se arrodilló en el charco de sangre y apagó su pequeña linterna. “Ni siquiera un cuarto de batería” pensó. Esperó a que alguien pasara por su lado, que alguien llamara para poder timbrar… para que alguien escuchase… “Resiste” (le decía al moribundo)… “me sé el número de la ambulancia pero…” pero no tenía pulgares.

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