domingo, 16 de agosto de 2009

Tú no estás con hambre. Eres un reloj, un reloj loco, un reloj loco y malogrado.

Estoy en el costal de Gerardo y tengo hambre, no he comido desde las cuatro… Estoy enamorado de Laya (hermana de Gerardo) tiene unas pantorrillas… unos talones… Gerardo, maldito todo lo que te han dado en el día te lo has comido mientras caminabas… qué pasó con tu conchudez. Puedo oler… puaj… refrescos, lo que menos quiero ahora es un refresco añejado. Ya pues Gerardo, algo para el costal… tenemos hambre aquí abajo (Yo supongo que Gerardo creerá que tienen hambre sus juguetes ya que cuando busca su comida no la encuentra (yo me la comí) y aún así sigue metiéndola en el costal… bueno, sea lo que sea yo estoy feliz que este así de loco) Gerardo… maldito seas, van a dar las cuatro de nuevo, como me gustaría poder gritarte (En realidad Gerardo le puse yo, Laya lo llama “oye” todo el tiempo”) Está caminando rápido… o no… diablos el tiempo pasa demasiado lento cuando estoy con hambre… ¡Gerardo tengo hambre! ¡Ya van a dar las cuatro de nuevo! ¿Date cuenta no?

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