Firimifina estaba a varios kilómetros de mi cama.
Una lámpara que ya quería descansar, me pedía que no marcara su número.
Seis, ocho, nueve, cinco, tres, tres… “Tuuuuu,…tuuuuu”
Su cama estaba a kilómetros de mí.
Los kilómetros, a kilómetros de mis ilusiones.
Mis ilusiones, a kilómetros de la realidad, de la realidad de Firimifina.
Firimifina… Firimifina, debe estar profundamente dormida. Debe ser… debe, y no.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario