miércoles, 18 de febrero de 2009

Penumbra.

La penumbra de su habitación la aniquiló. Cuando llegué tenía la cara desfigurada y aún quedaba mucho pánico en sus ojos. Hace tres meses también intentó ahorcarse con sus propias manos… creí que estaba jugando. Su cuello delgado… morado… verde… era tierno comparado con la Mariana que tenía frente a mi. Me perdonaran por haber llegado tarde, me abrazaran con ojos vidriosos y yo sabré que fui el barco ahogado.

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