viernes, 16 de enero de 2009

Pecho a pechos.

El cheque sin fondos dio a parar a la mesa de la cocina. Le puse mantequilla al café y taza al individual. No he podido dormir por culpa de tu llanto fúnebre y me pegunto si ya es hora de colgarte el teléfono en las orejas. Estás custodiada, estás refrigerada. Me duele la cabeza al sentir el perfume que usaste hace un minuto, te imagino colocándome una bolsa en la cara y dejo de quererte luego.

2 comentarios:

Marcela dijo...

¿Solo una mala mañana, después de una mala noche? Eso espero...
Beso

Jimmy dijo...

Así tampoco puedo querer yo.