jueves, 22 de enero de 2009

Re cinquito.

Samuel llegó a Maltimó para encontrarse con su hermano, estaba contento de que siguiera con vida. Le dieron trabajo y alimento; vivió en paz por tres meses. Luego la ciudad de Maltimó fue violada y arrasada por el ejército del norte. Samuel y su hermano Yalí fueron a refugiarse a “Parm” para luego trabajar en negocios sucios por dos años y medio. Yalí murió. Samuel ingresó a una fábrica de humanos, nunca los había visto; los usaban para operar las maquinarias pesadas, arreglar armas o simplemente de conejillos de India. Veinte horas diarias hasta que finalmente cuando morían exhaustos por el trabajo se los desechaba. Sin embargo en los últimos años se descubrió que podían “revivirlos” temporalmente y esto les ahorraba mucho capital de “fabricación”. El trabajo de Samuel consistía en llevar a los humanos muertos a M.K.F. (la “revividora”), cuando no había humanos muertos en la fábrica, los buscaba entre los inmensos basurales bajo la ciudad.

Un día, entre los basurales, encontró a una niña llorando y abrazando a un pequeño humano. Cuando Samuel preguntó, ella dijo “era mi amigo”.