viernes, 12 de diciembre de 2008
Re dosito.
Son las siete de la noche. Estamos transportando un grupo de humanos “confiscados”, Lena está conduciendo. Marté está escribiendo. Igual yo. Hemos aprendido mucho del señor Samuel, somos mejores ahora. Manrá me espera en algún lugar de esta ciudad con algo de comer, con algo de diversión. Estoy tan cansado. Quisiera dejar todo esto. Bajarme de este tren. Subirme el próximo mes. Pero veo los rostros de los confiscados… ellos no soportarían un mes sin un cuidador. El viaje es largo, y ya estamos enrumbados. No. Tengo que prometerles que no los abandonaré frente a la trituradora.
Suscribirse a:
Comentarios de la entrada (Atom)
3 comentarios:
Me sentí en la primer aguerra mundial, Hitler estaba sentado a mi lado. Olía mal, me dió miedo
Claro, al menos espra que los trituren y luego te vas, un minimo de educación jeje.
Que pueden esperar de ti o de alguien esos seres que van camino a la trituradora?... el que te quedes o te marches no marca el principio de nada... hacia adelante, el futuro proximo es la trituradora....
Publicar un comentario